En esta experiencia se dividieron a los pacientes en dos grupos, según pasaran o no por un proceso educativo estructurado con materiales específicamente desarrollados para facilitar su participación en la elección del tipo de tratamiento (trasplante, diálisis peritoneal domiciliaria, hemodiálisis en sala, hemodiálisis domiciliaria o tratamiento conservador).
Elección de tratamiento de diálisis según si habían sido informados o no
Tras haber pasado por el proceso educativo, la mayoría de los pacientes se ratifica en la opción elegida cuando finalmente inicia el tratamiento definitivo, lo que hace pensar que la educación facilita la toma de decisión y la hace más firme, incluso cuando el paciente, por su situación clínica, precisa iniciar el tratamiento de forma no programada o urgente.
De esta forma, otra de las conclusiones que se derivan de este trabajo es que es necesario que los pacientes reciban información y puedan elegir el tratamiento con tiempo suficiente para programar su entrada en diálisis aunque, si no fuera posible hacerlo de esa manera, es importante asegurarse de que los que inician de forma no programada también pasan por el proceso educativo, reciben información adecuada de todas las alternativas terapéuticas y sus repercusiones, y pueden elegir la modalidad de tratamiento definitiva.
Además, dada la enorme carga presupuestaria que el tratamiento sustitutivo renal supone para el sistema sanitario, y debido a que el trasplante y la diálisis peritoneal consumen menos recursos, la puesta en marcha de este tipo de procesos educativos no solo beneficia a los pacientes por los excelentes resultados en salud que estas modalidades proporcionan, sino que contribuye también a una mayor sostenibilidad del sistema sanitario.
La importancia de elegir tratamiento
El tratamiento sustitutivo renal tiene un gran impacto en la vida de pacientes y personas cercanas, tanto en cuanto a su calidad, como en la forma en la que desean vivirla, y puede llegar a provocar alteraciones en los aspectos laborales, familiares, sociales y personales. Por esta razón, es importante que los pacientes participen activamente en la elección de tratamiento, conociendo las repercusiones que cada modalidad tendrá sobre su situación personal, laboral, sus preferencias y, finalmente, en su calidad de vida.