Una vez diagnosticada la diabetes, es importante saber medir la glucosa con los aparatos específicos para ello. Además, hay que mantener una buena alimentación, hacer ejercicio físico y, en algunos casos, iniciar un tratamiento con insulina.
Sin embargo, pueden aparecer complicaciones. Las más frecuentes a las que nos podemos enfrentar son la hiperglucemia y la hipoglucemia.
La hiperglucemia es la elevación de la glucosa en sangre. Los síntomas suelen aparecer lentamente, con sed intensa y ganas de orinar. En este caso debe beber el agua que se necesite. Si posteriormente presenta cansancio, dificultad respiratoria, dolor de cabeza, abdominal y vómitos debe acudir al centro sanitario más próximo. Un síntoma de la hiperglucemia es el aliento cetósico (olor a manzanas) por la presencia de acetona.
En caso de hipoglucemia, cuando la cantidad de glucosa en sangre desciende, los signos y síntomas aparecen más rápidamente. En algunos casos aparece temblor, sudoración, palidez, taquicardia, hambre, debilidad, etc. Si no se actúa rápido puede progresar a una situación de mayor gravedad como: visión borrosa, dificultad para hablar, agresividad e incluso convulsiones y pérdida de conciencia.
En este sentido, ante una crisis de hipoglucemia hay actuar diferenciando si la persona está o no consciente.
Si está consciente hay que darle hidratos de carbono de absorción rápida como un vaso de agua con dos sobres de azúcar, un zumo de frutas o un refresco. Si en 10 minutos no cede repetir la toma. Cuando se haya recuperado deberá comer hidratos de absorción lenta como un sandwich o medio bocadillo, para que no se repita la hipoglucemia más tarde.
Si está inconsciente o convulsionando no debe darse nada por la boca. Hay que colocar a la persona en posición lateral de seguridad, con la cabeza hacia un lado para evitar asfixia o atragantamientos, y llamar al 1-1-2. Es considerada una emergencia.
Al llamar al 1-1-2 le pasarán con un médico coordinador del SUC para el envío de la ayuda. El médico le orientará en la forma de actuar hasta la llegada de la ambulancia. Para ello siga sus indicaciones, informe del nivel de consciencia, si existe agitación o rechazo a la ayuda, así como la presencia de sudoración o convulsiones. También comunique las medidas que ha tomado hasta el momento.
En caso de tenerlo a mano, se deberá proporcionar al enfermo la medicación inyectable para estos casos. Los familiares y las personas cercanas deben conocer y saber usar este medicamento, aunque telefónicamente el médico del SUC le explicará cómo aplicarlo. En caso de no disponer de ese medicamento, se le pondrá un poco de azúcar debajo de la lengua, pero siempre en posición lateral de seguridad y siguiendo las instrucciones del SUC.
Ante la posibilidad de que se produzca una situación de este tipo en un centro educativo, es muy importante que los profesores sepan cuáles son los alumnos que sufren esta patología y cómo actuar en caso de alguno de ellos sufra una hipoglucemia, siempre con formación y autorización previa.