La Guardia Civil tuvo conocimiento de los hechos a través de una denuncia interpuesta por una persona encargada del cuidado del templo, quien manifestó que el 21 de junio de 2017 había visto por última vez la campana de bronce. Cabe destacar que esta pieza fue considerada Bien de Interés Cultural por el Cabildo Insular de Gran Canaria en el Boletín Oficial de Canarias el pasado 19 de abril de 2017.
Tras una laboriosa investigación, el pasado 18 de mayo del año en curso la Guardia Civil pudo saber que el sospechoso de la sustracción podía ser un vecino de Santa María de Guía, a quien le constan numerosos antecedentes policiales. El posteriormente investigado había troceado la campana y la había vendido durante el mes de junio de 2017, por lo que no pudo ser recuperada.