Avisaba Herrera en la previa del encuentro que sería un duelo por el control del balón. Y con esa premisa telegrafiada se desarrolló la primera mitad, con fases en el poso global favorables a la Unión Deportiva Las Palmas. El Real Valladolid expuso mayor velocidad y claridad en los últimos metros, teniendo los amarillos más dificultades una vez llegaban a la línea defensa del conjunto de Rubi.
Salió Herrera con Roque Mesa en el medio junto a Javi Castellano, dando entrada a Culio en lugar de Guzmán. Momo y Nauzet Alemán se mantuvieron en las mediaspuntas, en un dibujo de ataque parecido al de anteriores salidas. Araujo jugó más pegado a la banda izquierda, y por dentro se alternaban Momo y Nauzet Alemán, aunque no existía una referencia clara, dejando a la defensa pucelana demasiada tranquilidad.
El dominio amarillo fue claro. Tocaba en el medio, combinaba en todas las direcciones, pero no con verticalidad hacia la portería de Javi Varas. El Real Valladolid adoptó otra idea: esperar para robar y salir rápido aprovechando las bandas de Omar y, sobre todo, Jeffren. Dispuso de las mejores ocasiones, pisando más el área de Casto, mientras que la Unión Deportiva trataba de encontrar fortuna bien con disparos desde fuera del área, o con entradas de David Simón por la derecha.
En el minuto 27, el Real Valladolid tuvo la mejor ocasión. Jeffren encontró espacio a la espalda de Simón y logró tocar con la puntera en el último instante ante la salida de Casto. El balón tocó el palo, y el rechace le quedó a Óscar Díaz con todo a favor. De nuevo, el balón besó la madera en un duro disparo trayendo el alivio a la Unión Deportiva y la desesperación a un Pucela que estaba siendo dominado pero que se mostraba más solvente en las áreas.
Cuando ambos parecían firmar el empate, los de Rubi dieron un cachetón sin manos. Nauzet y Araujo tuvieron una doble oportunidad ante Javi Varas y el contragolpe siguiente sería mortal. Jeffren ganó al choque con David García, se la cedió a Óscar Díaz y éste batió con dureza con la zurda por el palo de Casto. Cabeza gacha. Quedaba toda una segunda parte donde la mejor Unión Deportiva daría un golpe sobre la mesa.
Salvador Casto y remontada de líder
Rubi observó a su banquillo y ejecutó la estratagema lógica: con la velocidad de Bergdich y Mojica era imposible no estar tentado a jugar al contragolpe. David Simón dejaba espacio a sus espaldas con sus internadas en ataque y decidió meter al colombiano Mojica. En su primera intervención dejó solo a Jeffren y ahí apareció otro de los protagonistas del encuentro: Casto Espinosa. Se plantó delante del venezolano y detuvo con los pies un balón que llevaba la etiqueta de sentencia. Poco después, Aythami Artiles, metió la puntera para evitar que de nuevo Jeffren rematase en el área.
Tras el vendaval vallisoletano en el que pudo poner como insalvable la empresa amarilla, una jugada combinada de los de Herrera cambiaría el guión del encuentro. Momo encontró a Roque Mesa en el área, y éste fue derribado de manera clara. El penalti lo ejecutó Momo, con cierto suspense, ya que Javi Varas llegó a adivinar y rozar el esférico. Justo después, entraba Guzmán Casaseca por el de Las Torres para buscar más verticalidad y velocidad, algo de lo que adolecían los amarillos. También entraba Vicente Gómez por un ovacionado Nauzet Alemán.
Sería el propio Vicente quien impondría la ley de la Unión Deportiva Las Palmas en un estadio en el que jamás había ganado tras diecisiete intentos. Araujo peleó con fe un balón en la banda, vio la entrada desde segunda línea de Vicente y se la puso al corazón del área. El control le dejó en un mano a mano con Varas, decidiendo meterla por el palo corto. La celebración demuestra el júbilo en el que vive la Unión Deportiva. De un encuentro que pudo perder, terminó remontando e imponiendo su ley. Es la gracia con la que está tocado un líder que ha demostrado en el campo más difícil de la categoría que nadie le ha regalado nada. Las Palmas manda y Gran Canaria sonríe. La Unión Deportiva va muy en serio.
