Durante su intervención, Antonia María Pérez, abordó el papel de las autoridades sanitarias en el manejo de patologías crónicas así como los programas puestos en marcha para su prevención. Así, recordó que las enfermedades crónicas afectan a más de un tercio de la población y su impacto en la calidad de vida de las personas y sus familiares, así como el gasto sanitario que supone, es cada vez mayor.
"El sistema de salud español, diseñado básicamente para la atención de la patología aguda, necesita reorganizarse para satisfacer las necesidades del paciente crónico. Cómo abordar este cambio de sistema es lo que nos llevará al éxito o al fracaso de la estrategia", matizó.
Además, resaltó que el actual sistema sanitario es presencial y está basado en un servicio centrado en el profesional, con un modelo de atención que se basa en el episodio de pérdida de salud, reactivo y que, cuando se complica, es hospitalicéntrico. Así, apostó por diseñar un sistema para atender a toda la población e incentivar la política sanitaria de prevención.
Desde la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias se plantea un modelo de atención más integral, más continuo, más proactivo, siguiendo la consigna de salud, autocuidado y prevención.
De esta forma, la línea de trabajo se basa en un proyecto enmarcado en las seis líneas básicas establecidas en la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y contempla aspectos como la prevención y promoción de hábitos de vida más saludables, mejorando el nivel de autocuidados y la comunicación entre usuarios y el sistema sanitario.
"Esta promoción de la salud se debe centrar en los colectivos más prioritarios donde la prevención es una de las estrategias clave, especialmente en tabaquismo, obesidad, dieta y ejercicio. Para la mejora del autocuidado hay que entrenar a la población en aspectos como aprender a manejarse en los cambios de estilos de vida, aceptar la enfermedad y el tratamiento, mantener la identidad personal, redefinir el máximo potencial de salud y bienestar, manejar el disconfort y afrontar el estigma. En resumen, proporcionar al paciente las herramientas necesarias para su autonomía para aumentar la capacidad de comprender mejor su enfermedad y su tratamiento", concluyó Antonia María Pérez.