La ya conocida como "abuela de Fuerteventura ha defendido que su único pecado ha sido "dar un techo" a sus nietos. "Si este es el precio que tengo que pagar por ello, lo haré", ha añadido.
Hernández fue declarada culpable de un delito contra el medio ambiente por haber construido su casa en un paraje protegido, en Parque Rural de Betancuria, y condenada a seis meses de cárcel, 700 euros de multa y el derribo de su vivienda, considerada ilegal.
Esta vecina pagó en su día la multa, pero no derribó la casa porque no tiene otro lugar al que irse a vivir con los cinco familiares que dependen de ella (un hijo parado, una hija discapacitada y tres nietos menores), lo que llevó a un Juzgado de Puerto del Rosario a exigirle que cumpliera la pena de prisión, que inicialmente había quedado en suspenso.