LISBOA/ El Real Madrid levantó este sábado la décima Copa de Europa de su historia en Lisboa, en el estadio Da Luz, después de someter al Atlético de Madrid (4-1) a la peor de las tiranías, equilibrar su ventaja cuando sólo faltaban 60 segundos para su primera 'Champions', con un cabezazo de Sergio Ramos, y apuntillarle con tres goles más, obra de Bale, Marcelo y Cristiano, cuando el encuentro se consumía.
Habían pasado 40 años desde Múnich, pero la historia volvió a ser igual de cruel con los colchoneros. El capricho del fútbol asestó un manotazo al esfuerzo rojiblanco, infinito y eterno durante una temporada sobresaliente, pero el problema para los rojiblancos fue Sergio Ramos.
El sevillano se disfrazó de 'Katsche' Schwarzenbeck, aquel que dejó sin recompensa la falta de Luis Aragonés, y mandó al limbo todo el sudor atlético, seguramente en la temporada de sus vidas. La afición lloraba una derrota podía entrar en sus planes, pero no cuando tenían tan cerca la meta.
El alma del Real Madrid en esta temporada y quién ha brillado de manera incontestable saltó al cielo de Lisboa, picó al césped y la colocó al segundo palo en el último suspiro. Con esa habrían muerto los de Ancelotti, que -tras ver las orejas al lobo-- afrontar la prórroga como quien aprieta al líder en una carrera de fondo.
El Atleti, sin gasolina, optó por perder tiempo, retrasar la puesta del balón en juego y dejar correr los minutos para celebrar la que hubiera sido primera 'Champions' de su historia. El Madrid, el listillo de la clase, terminó alcanzando a su presa con ese testarazo de Sergio Ramos.
Los cambios de Marcelo e Isco resultaron vitales para que el carácter merengue abandonase la condescendencia y abrazase el picante. Algo bulló con la entrada del malagueño y la banda izquierda comenzó a tener dos puñales: el incasable Di María, asistente del gol de la remontada, y el propio Marcelo.
Fue entonces, sin la guillotina para el Madrid, cuando el partido enloqueció y Bale, como ya hiciese en Mestalla, se tornó vital. El galés, que había fallado tres ocasiones clarísimas durante los 90 minutos, recogió un centro de Di María y marcó de cabeza a placer. Ahí se acabó la fiesta atlética y comenzó la merengue.
Marcelo, con el Atleti roto, logró el tercero con un disparo fortísimo y Cristiano, de penalti, estableció el definitivo 4-1, todos ellos en el tiempo de prórroga, con el Atleti desarmado, sin el espíritu que le ha definido "partido a partido", el mismo que le ha encumbrado hasta límites jamás pensados.
GODÍN MARCÓ EL PRIMERO
La final había comenzado bien para los rojiblancos, algo minimizados por las apariciones de Bale, [y sobre todo una jugada de Di María y Benzema]. Pero ahí demostró manejarse el Atleti a las mil maravillas, abrazado en su área y arropado como una piña el centro del campo. El 'abc' atlético que tantos réditos dio esta temporada.
Trabajo, por otro lado, favorecido por la escasa presencia de Sami Khedira, la elección de Ancelotti pese a la lesión que le ha impedido jugar desde noviembre. La medular del Atleti, sin embargo, destiló coraje y corazón, como reza su himno, y se ensambló en el enorme fútbol de Gabi, el mejor con diferencia, además de por el esfuerzo sobrehumano de David Villa, incansable en la presión en su último intento por convencer a Del Bosque.
Así que con esas llegó el gol de Godín, el que estuvo vigente hasta el minuto 94, y con el atajo que más le gusta al flamante campeón de Liga. Córner provocado por Varane, prolongación de Juanfran y remate del central uruguayo.
Godín no cabeceó excesivamente fuerte, pero un error garrafal en la salida de Casillas sirvió el tanto en bandeja de plata. El 0-1 endulzó el escenario para el Atleti, más que serio en defensa y con mucho 'punch' en los metros finales.
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Villa estuvo cerca de enganchar la sentencia, al comienzo de la segunda mitad, pero nada más lejos de la realidad porque los blancos, con toda la carne en el asador, manejaron el cuero y las ocasiones a partir de ese momento, abanderado por la efervescencia de Di María, inagotable incluso en el minuto 110.
Desde ahí, hasta la prórroga, no hubo más historia para el Atlético, mientras que el Real Madrid no tenía otra que lanzarse a por el partido. Ramos, sobre la bocina, forzó la prórroga. Bale, Marcelo y Cristiano abrocharon la 'Decima', la obsesión de los blancos durante los últimos 12 años, la misma que se enterró en Lisboa, y que alarga la tiranía del Real Madrid en Europa. Hoy, ya ha nacido un nuevo sueño: la 'Undécima'.