Bubba fue hombro por hombro secándose las lágrimas. Desde hoy estará de por vida jugando el Masters. El club le da la bienvenida eterna al 'pegador' más potente del Tour estadounidense, famoso por su 'driver' de color rosa, heterodoxo también en sus formas y gustos pero un golfista de pies a cabeza.
El argentino Ángel Cabrera -en el puesto trigésimo segundo- fue el último que ganó en Augusta tras un desempate, en 2009.
El triunfo de Watson -cuarto en su palmarés- es el quinto de un jugador zurdo en las últimas 11 ediciones. Le precedieron el canadiense Mike Weir (2003) y los tres títulos de Phil Mickelson (2004, 2006 y 2010).
Poco antes de los sollozos incontrolables de Bubba, su 'aproach' en el segundo hoyo del desempate bajo los árboles, tras su escapada desde el 'tee', fue el segundo mejor golpe de la jornada y del torneo.
Las ramas, las hojas, la tierra bajo sus pies y al fondo el verde de la calle y el 'green'. Bubba lo tenía francamente mal. Necesitaba casi un milagro. Pero tras el chasquido del golpe, la bola fue a parar al 'green' en vuelo perfecto y mejor aterrizaje. Bubba se quedó para 'birdie' desde una posición imposible.
La cara de Oosthuizen era ya un poema. Sabía que ese golpe había acabo con él.
El 'golpazo' de Bubba Watson solo el segundo mejor del torneo porque el honor del golpe del día, y del año y del siglo, fue para el propio Louis Oosthuizen, aunque no le sirviera para llevarse a casa la Chaqueta Verde.
Oosthuizen embocó un albatros en el hoyo 2 (par 5) -el primero de la historia del torneo en este hoyo y cuarto en el global. El hierro 4 que pegó el sudafricano quedó para la historia, y le empujó hasta el liderato sostenido hasta la eclosión de Watson.
Bubba se coló en la fiesta que Oosthuizen fabricó con cuatro 'birdies' consecutivos entre los hoyos 13 y 16.
La serie demoledora llevó a ambos hacia el desempate, y el segundo golpe de Bubba en el hoyo 10, entre la hojarasca, bajo los árboles y con solo una posibilidad de éxito, destrozó a Oosthuizen y su histórico albatros, que no le sirvió para suceder a su compatriota Charl Schwartzel en el palmarés.
Schwartzel ayudó a Bubba a colocarse la Chaqueta Verde, como manda la tradición, y el rostro iluminado del nuevo campeón quedó también para la historia del torneo.