Y eso que no fue fácil forzar un epílogo equilibrado, más que nada porque los de Vidorreta tenían ante sí a un señor equipo y porque las imprecisiones y los nervios lastraron su arranque. El Granca aprovechó la coyuntura para surtir de balones interiores a Alen Omic (4-11, 6'), mientras los locales intentaban aguantar el tipo coincidiendo con los mejores minutos de White.
La irrupción de Albert Oliver volvió a estirar la renta visitante (26-34, 19'), pero lo cierto es que el Iberostar Tenerife no tiró nunca la toalla. Precisamente, esa confianza ciega en sus posibilidades sería lo que le acabaría metiendo definitivamente en el partido a la vuelta de la pausa. Incluso, cuando el Herbalife intentó tiró del enorme arsenal de recursos del que dispone (40-47, 27'), el grupo de Vidorreta dio un paso al frente.
Javi Beirán comenzó a ver el aro como una piscina, bien secundado por la determinación de Nico Richotti, y por el esfuerzo defensivo del grupo. El Canarias le dio entonces una vuelta de tuerca más a su intensidad sobre el parqué, ya con el Santiago Martín entregado totalmente a la causa, y precipitó un final igualado (52-53, 33'). Un triple de Sekulic para el 55-55 terminaría de enderezar el guión: los tinerfeños estaban dispuestos a dejarse la vida por la victoria.
En esa tesitura, el partido encaró sus últimos minutos en el alambre. Con los aurinegros mordiendo por cada balón, un mate de Nico y un posterior triple suyo culminaban la remontada (62-60). Contestó Pango con otro acierto desde el 6,75 (62-63), pero White, en su mejor partido desde que llegó a la Isla, puso la guinda con un triple, que necesitó del instant replay para confirmar que, en efecto, sus dos pies estaban por detrás de la línea.
A partir de ahí, con la incertidumbre latente, Oliver y Pango erraron dos tiros, y el Iberostar Tenerife acabó amarrando ya del todo una merecídisima victoria, con la firme intención de que suponga además un punto de inflexión para el futuro más próximo.