Llegaba el grupo de Txus Vidorreta condicionado por las molestias físicas de varios de sus exteriores, circunstancia que se agravó cuando al final del primer cuarto perdía al pívot Fran Vázquez por una lesión muscular en su gemelo derecho (pendiente de pruebas para valorar el alcance). Sin embargo, los tinerfeños se sobrepusieron a las adversidades con un enorme esfuerzo coral, cimentando en una sólida defensa y apuntillado luego con un buen día en el tiro: 15/34 en triples, con hasta siete jugadores aportando desde más allá del 6,75.
Apenas encontró oposición el conjunto insular en un Fuenlabrada que no salió mal del todo, pero que iría desconectándose conforme avanzaron los minutos, sumido en unos porcentajes muy pobres de acierto y totalmente maniatado por un equipo, el aurinegro, que sacó el máximo rendimiento a su plan de partido. Solo cuatro puntos consecutivos de Moussa Diagné en los inicios del encuentro, para un circunstancial 5-9 (3'), hicieron sonreir a los visitantes, que a partir de ahí caerían reos de sus errores y de un brillante partido de los canaristas.
Un parcial de 12-0 (17-9) con un Davin White eléctrico a la cabeza marcó ya el guión a seguir en lo que restaba de partido. Ni siquiera la baja de Vázquez mermó a los locales. Con Bassas atinado en la dirección, la calidad de Beirán aportando otra vez en varias facetas o el paso al frente de San Miguel, ejemplo de compromiso tras su esguince del pasado miércoles, el Iberostar Tenerife fue abriendo brecha paulatinamente hasta irse al descanso 13 arriba (40-27).
No cambió el panorama a la vuelta de la pausa. Al contrario, apenas hubo noticias del mejor Fuenla de la temporada, el que hace apenas cinco días apalizaba al Alba de Berlín en la Eurocup. Mientras, el Canarias ganaba en confianza con el paso de los minutos e incrementaba todavía más el repertorio de argumentos para opositar a una victoria contundente. En esa dinámica, con los de Vidorreta ya con velocidad de crucero, todos aportaron para deleite del Santiago Martín.
Niang se hizo grande en la pintura, Aaron Doornekamp y Carl English sacaron a relucir su eficacia en el tiro y el capitán Nico Richotti encontró por fin sensaciones positivas recién salido de una lesión que le privó de jugar en el arranque de la competición. Los tinerfeños sacaron músculo desde la defensa, hicieron suyos los dos tableros en la puja por el rebote, corrieron cada vez que pudieron e hicieron gala de una extraordinaria circulación de balón para terminar firmando una victoria para la historia. Un triunfo, el séptimo de la temporada, que mantiene a los insulares en puestos de privilegio.
