Durante 24 horas, cerca de un centenar de estudiantes deben permanecer a la deriva en alta mar sin agua ni alimento, para experimentar una de las situaciones más peligrosas a las que se puede enfrentar un profesional náutico y aprender los métodos de resistencia más idóneos para sobrellevarla.
En todo momento ha habido embarcaciones de apoyo cerca de los botes para cubrir cualquier posible eventualidad, por lo que el ejercicio se desarrolla en las mejores condiciones de seguridad.