La puesta a punto de la obra se centró en el tratamiento de oxidación sufrida por la composición artística, provocada tanto por las cercanía del mar como por la polución generada por el tráfico diario de la principal vía del municipio capitalino.
El procedimiento llevado a cabo para la reparación y mejora del monumento ha consistido principalmente en el mecanizado, con herramientas manuales, de las partes afectadas por la corrosión, así como la aplicación de productos antioxidantes. Para ello, se ha procedido a un acabado durante cuatro días con esmalte antioxidante en blanco satinado, para después concluir los trabajos con el repintado completo de la estructura.
El monumento, realizado en 1.996 a través de la técnico del hierro pintado al estuco, es una de las principales obras de Martín Chirino, uno de los escultores con más renombre del panorama español de las últimas décadas. Además, esta figura se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los principales símbolos de la ciudad.
A través de las referencias del historiador Antonio de Viana, se denominaban Harimaguadas a las mujeres encargadas de la educación de las maguadas, adolescentes aborígenes consagradas al culto religioso en Gran Canaria, dos figuras muy respetadas en el seno de la sociedad prehispánica de la isla.