La sentencia avala, además, la decisión de las autoridades españolas de alejar el petrolero de la costa. El magistrado ha señalado que la administración "no provocó, sino que gestionó con profesionalidad" la catástrofe y niega que impusiera un "rumbo suicida" del barco. La decisión, asegura el juez, no fue errónea ni apresurada, sino "meditada y no imprudente desde el punto de vista penal".
El juez ha afirmado durante la lectura de la sentencia que no existe responsabilidad penal y que el accidente se produjo por un fallo estructural cuyo origen "nadie puede precisar", según informa Efe.
Pía ha subrayado durante la lectura de la sentencia la "imposibilidad de atribuir responsabilidades" por el siniestro, aunque sí ha considerado probado un fallo estructural en el petrolero y un "mantenimiento deficiente".
Once años después de la catástrofe
El 13 de noviembre de 2002 el petrolero, un monocasco griego con bandera de las Bahamas, dio la voz de alarma cuando zozobró frente a las costas gallegas. Seis días después, tras ser alejado de la costa, se partió en dos y se hundió liberando 67.000 toneladas de fuel de baja calidad que afectó a 1.700 kilómetros de costa en España y Francia.
En el banquillo de los acusados se sentaron tres personas: el capitán del Prestige, Apostolos Mangouras; el jefe de máquinas del buque, Nikolaos Argyropoulos; y el ex director general de la Marian Mercante José Luis López Sors, el único responsable político que fue procesado. La Fiscalía y las acusaciones particulares pidieron penas de entre 12 a 5 años de cárcel para ellos.
El 19 de noviembre de 2002, tras seis días a la deriva frente a Fisterra (A Coruña), el barco se partió en dos y se hundió provocando un vertido de chapapote que afectó a más de 1.700 kilómetros de litoral, desde Portugal hasta Francia.