El Drago de Icod de los Vinos mide aproximadamente unos dieciocho metros de altura, tiene un perímetro en la base de tronco de unos diez metros y más de trescientas ramas principales. Sus flores son de color amarillo y se estima que en años de buena floración puede llegar a producir más de mil quinientos ramos, lo que puede suponer un incremento de hasta 3.5 toneladas en el peso de su copa.
La floración se produce habitualmente a partir del mes de Junio y necesita de unos tres meses para fructificar. Estadísticamente se ha comprobado que la floración completa de la copa, como la actual, suele ocurrir cada 8 ó 10 años. También se ha comprobado que en las ramas floridas puede producirse una nueva ramificación que puede ser causa del crecimiento de la planta tras culminar el proceso.
Los dragos son unas plantas que no poseen tallo leñoso ni forman anillos anuales, que son los que posibilitan la datación de un árbol, por lo que no existe una forma precisa de determinar la edad de un ejemplar del que se desconozca su fecha de plantación. Por este motivo el proceso de floración se convierte en un hecho importante a la hora de realizar un cálculo aproximado de los años de vida de estos árboles, sobre todo al finalizar el proceso cuando, al caer la panícula floral, queda un hueco en la rama que puede ser usado como referencia a la hora de calcular su antigüedad. La técnica usada para ello es multiplicar el número de huecos existentes en las ramas por los años que tarda el ejemplar en florecer (8-10 años). El resultado obtenido ayudará a tener una idea aproximada de la longevidad de cada ejemplar.
Pocos árboles están tan envueltos en una aureola mítica como el drago. Su aspecto sobrecogedor ha contribuido a que estos fósiles vivientes del terciario hayan sido objeto de leyendas, simbolismos y atribuciones anímicas sorprendentes, sobre todo por la utilización de su savia que, oxidada por el contacto con el aire, se vuelve roja dando lugar a la famosa "sangre de drago". Esta sustancia ha sido usada tradicionalmente para la curación, desde que los aborígenes guanches la usaran para sanar enfermedades de las encías, hasta la actualidad, en la que informes científicos avalan sus propiedades antitumorales.
Entre el mito y la realidad se encuentra la teoría que afirma que, este ejemplar de Icod, actuaría como un auténtico reloj biológico que posibilitaría, mediante la observación de su floración, prever la pluviosidad del año. Este hecho ha supuesto que existan unos criterios de interpretación, basado en la sabiduría popular, que permiten afirmar que cuando El Drago florece por el sur, el invierno será lluvioso en la costa. Si lo hace por el norte, sólo lloverá en la montaña, mientras que cuando florece toda la copa, como ha ocurrido en esta ocasión, las lluvias serán generalizadas.
Las últimas experiencias documentadas, sobre las floraciones del Drago Milenario, parece darles la razón a los que defienden la validez de estas predicciones basadas en la observación, así, en el año 1995, mientras la isla atravesaba uno de los peores períodos de sequía que se han conocido, se produjo una de las más espectaculares floraciones que se recuerden. Una circunstancia que sería el preludio de un periodo de lluvias generalizadas que acabaría con la escasez de agua por la que atravesaba en aquella época el municipio.
fuente:icoddelosvinos.es