Entre los miembros de la organización nunca se establecía contacto verbal. Se comunicaban mediante mensajes en redes sociales o a través de anotaciones que depositaban en los sistemas de iluminación de cuartos de baño de establecimientos públicos.
La operación se inició en enero del presente año, tras prestar auxilio la Guardia Civil a una embarcación tripulada por tres hombres (2 lituanos y 1 letón) que, procedente de Cabo Verde, se encontraba a la deriva a pocas millas de las costas canarias.
Al tener conocimiento de que estas personas pudieran estar relacionadas con una organización dedicada al tráfico de drogas, constándole a alguno de ellos antecedentes en su país por este tipo de delitos, se estableció sobre los mismos un dispositivo de vigilancia.
A lo largo de la investigación se constató que estas personas trasladaron el velero a un puerto deportivo de la Isla de Gran Canaria, ubicado en una urbanización privada de lujo, donde pretendían establecer una base de distribución de cocaína.
En la misma investigación se averiguó que la red había desplazado desde Lituania hasta Canarias a la mujer y al hijo menor de edad de uno de los tripulantes del barco para, de esta manera, todos juntos poder pasar más desapercibidos en la Isla.
Modus Operandi
Para recoger las partidas del estupefacientes que se encontraba en poder de los tripulantes de la embarcación, a mediados del mes de julio la organización ordena que desde Lituania se desplacen a la Isla de Gran Canaria a un hombre y a una mujer, los que, fingiendo ser una pareja adinerada de turistas, alquilan un chalet de lujo en la localidad de Maspalomas así como un vehículo deportivo con el que se desplazan por la Isla.
Para realizar el intercambio de la droga entre los tripulantes de la embarcación y esta pareja, todos ellos conciertan una cita en un determinado lugar de la Isla, al que se desplazan en dos vehículos de alquiler llevando útiles de playa (bañadores, sombrillas, toallas, etc.) para aparentar pasar un día de ocio en el mar.
Entre los objetos que portaban los miembros de la embarcación los investigadores comprueban que llevan una bolsa nevera, determinando posteriormente tras su detención que en la misma trasladaban el estupefaciente que tenían que entregar a la citada pareja.
Medidas de seguridad
Con el fin de detectar posibles seguimientos o investigaciones policiales sobre la red, la organización llegó a desplazar a la Isla a varias personas lituanas que se encargaban de realizar esta labor.
Era tal la obsesión por la seguridad que los investigados colocaban cámaras de vigilancia en la cubierta del velero y en los vehículos alquilados para sus desplazamientos, dificultando en gran medida las labores de investigación.
Entre los miembros de la organización nunca se establecía contacto verbal. Se comunicaban únicamente mediante mensajes escritos en redes sociales o bien a través de anotaciones que depositaban en los sistemas de iluminación de cuartos de baño de establecimientos públicos.
Registro
Durante la fase de explotación de la operación se han practicado dos registros, uno en el velero y otro en el chalet alquilado en Maspalomas:
En el velero, escondidos en un doble fondo elaborado bajo el fregadero de la cocina, se hallaron 21 kilos los de cocaína. En el chalet, ocultos bajo el Jacuzzi se intervinieron otros 18 kilos de la misma sustancia; lo que, sumado a los 6 kilos de esa sustancia inicialmente incautados en una nevera portátil, arroja un total de 45 kilos de cocaína incautada.
En ambos registros se han intervenido documentacióón falsa, navegadores GPS, cartas náuticas de todo el archipiélago canario y de la costa de Cabo Verde, documentación diversa relacionada con los hechos investigados, etc.
La investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción núm. UNO de Valverde de El Hierro (Santa Cruz de Tenerife), ha sido llevada a cabo por el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil con sede en Canarias, apoyados por otras Unidades del Cuerpo con sedes en la isla de El Hierro y en Las Palmas de Gran Canaria.
