En su opinión, es preciso retirar la propuesta y que la Comisión comience de cero con este asunto, "cuya regulación es necesaria, pero tomando en cuenta estudios científicos serios sobre el impacto ambiental que tienen en los recursos marinos, porque tenemos que prohibir en la UE aquellas actividades que sean dañinas para nuestro medio ambiente marino pero, desde luego, nos estaríamos equivocando si sacamos adelante una regulación que mata moscas a cañonazos".
Millán Mon y Mato esperan, por tanto, el máximo apoyo a su enmienda en la Comisión, aunque también han registrado una serie de enmiendas parciales al informe elaborado por la ponente del Parlamento para, si al final sale adelante la propuesta, "asegurarnos, al menos, que se deje bien claro que hay que proteger a los pescadores artesanales, que en ningún caso ponen en riesgo a otras especies con su forma de pescar".
En este sentido, recuerdan que el propio comisario de Pesca, Karmenu Vella, se ha comprometido en distintas ocasiones desde que tomó posesión del cargo a tener en cuenta a estos pequeños pescadores, para no dañar injustamente su actividad con una regulación injusta de las redes de deriva.
En concreto, una de las enmienda presentadas deja claro que "quedarán fuera del ámbito de aplicación de este reglamento aquellas artes de pesca y los barcos que las empleen, cuya actividad no entrañe ningún riesgo para las especies protegidas o en vías de extinción".
Otra de las enmiendas plantea que "las medidas adoptadas en virtud de este reglamento para regular el uso de las redes de enmalle a la deriva deben de tener en cuenta igualmente el principio comunitario de proporcionalidad, con el fin de proteger principalmente la actividad de la flota artesanal".
Según la propuesta del PPE, los Estados miembros deben remitir antes del 31 de diciembre de 2015 a la Comisión la lista de pesquerías que respondan a estos requisitos, acompañada de una justificación científica o técnica.