Esta situación se generó principalmente en casas aisladas con piscina o cerca de las costas. No es menos cierto, que los apartamentos y las fincas en las medianías, especialmente en el norte de las islas, no corrieron la misma suerte. Muchos de estos propietarios llevan sufragando todos los gastos que generan dichas viviendas desde marzo del año pasado con una ocupación que no supera el 15%. Tanto es, que el trasvase de viviendas vacacionales hacia el alquiler de larga temporada se cifra entre el 20 y 25%, con todo lo que conlleva para las familias y los gestores. Falta de liquidez por la merma de ingresos, inseguridad, pérdida de puestos de trabajo en las empresas gestoras, etc.
A ASCAV no le queda la más mínima duda de la importancia que representa el sector para el destino, una vez se levanten las restricciones, por lo que, es vital apoyar a estas familias a sobrellevar estos duros meses, al igual que el resto del sector alojativo. Hoy por hoy y de acuerdo a cualquier estudio a nivel mundial, la vivienda vacacional jugará un papel cada vez más relevante, por ser una modalidad preferente por nuestros viajeros. Viajeros, que a pesar de las vacunas y los índices de contagio, se sentirán más seguros en una vivienda vacacional al estar aislados y no tener que compartir ningún servicio con otras personas. Personas, que prefieren alojarse en cualquier zona de las islas, amantes de la naturaleza y el ocio, cultura y gastronomía autóctona, etc. Turistas individuales, cuyas preferencias tenemos que respetar y no ofrecerles el alojamiento que solicitan, representaría una merma importante en la recuperación del destino.
En Canarias además, se da el fenómeno, que el tejido del sector se compone principalmente de familias particulares, cuyos ingresos dependen única y exclusivamente de dichas viviendas. Principalmente las fincas, herederas y restauradas hace muchos años, han representado un salvavidas para muchos particulares que han hecho de ello su forma de vida y sustento y que en estos momentos no cuentan con ningún ingreso desde hace meses.
El Gobierno también tiene que tener en cuenta, la importancia de la economía que genera la vivienda vacacional en las islas. De acuerdo a los datos oficiales de la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, el impacto económico de la vivienda vacacional en las islas, alcanza más de 1.500.000.000 Euros, de los cuales en torno a 720.000.000 € (incluido el turismo local) inciden directamente en el destino.
Otro dato a tener en cuenta es, que TODA la economía que genera se queda y tributa en las islas, bien a través del IGIC, el IRPF o el impuesto de sociedades. Fomenta y hace partícipes directos a los residentes del turismo y alimenta a autónomos y PYMES locales. Por tanto, representa sin duda la forma más sostenible del turismo.
En materia de empleo, significa que alimenta a más de 35.000 familias, que si se dieran de baja en la actividad, pasarían a engrosar aún más el escenario de pobreza y exclusión del Archipiélago, amén de provocar el cierre de las más de 3.900 pequeñas empresas gestoras canarias y profesionales, acabando con un tejido empresarial importante.
Por otro lado, ocurrirá lo que sucedió en la última crisis del año 2008, que una vez se reactive el turismo, la vivienda vacacional volverá a ser una gran tabla de salvación para muchas familias y autónomos. Sobre todo familias, que tras esta terrible crisis se han visto en las listas de desempleo y ERTES y no pueden hacer frente a las hipotecas y gastos de sus viviendas.
Por tanto, ASCAV solicita al Gobierno de Canarias y al Gobierno de España, que como modalidad alojativa extrahotelera reglada, se le confiera el mismo tratamiento que al resto del sector y sea tenido en cuenta.