De hecho, cuando llueve las dársenas del intercambiador de La Laguna, son un peligro, se vuelven resbaladizas y los conductores se ven apurados para frenar, superando el espacio destinado para recoger pasaje. Los peatones, transitan por la rampa de salida y por el acceso de guaguas, creando situaciones de riesgo. Las obras que se estaban acometiendo han quedado paradas, faltando zonas sin arreglar y el mismo taller tiene goteras.
Por el lado de los usuarios hay cuestiones como los horarios de información y venta de bonos, que no están abiertos todo el día, cuando deberían estarlo incluso los fines de semana. De hecho, los horarios de los fines de semana de los paneles informativos no se acogen a la realidad.
Además, los olores de los cuartos de baño son insoportables. Están constantemente tupidos, hay malos olores y gases en el interior del intercambiador debido a esto, por lo que se ha solicitado a la contrata que repare el problema de las tuberías, pero siguen igual.
De idéntica manera se trata el problema de limpieza de las instalaciones, con personal más que insuficiente y total pasividad al respecto. Y, para terminar con el problema de las instalaciones, varios usuarios han sufrido accidentes en las escaleras, debido a problemas de diseño, pero sus reclamaciones parecen caer en saco roto.
Desde ANC, llamamos a la responsabilidad al Cabildo de Tenerife y al ayuntamiento lagunero, para acabar con la actual situación, permitiendo a los profesionales del transporte terrestre de pasajeros cumplir con excelencia sus funciones, así como a adecentar un servicio tan fundamental para la población local y universitaria sin más demora, o con la misma celeridad con que se sacaron la foto, en la época electoral en que se inauguraron estas tristes instalaciones.