Un grupo de rescatadores profesionales se dirigió hacia el lugar aproximado de la alerta, temiendo lo peor, pero con la misma profesionalidad que si fuera el rescate de una persona:
Las imágenes desde lejos ya vaticinaban que no iba a ser un rescate corriente.
La zona donde se encontraba el asustadizo perro, precisó de complejas maniobras de escalada vertical.
Una vez atado y asegurado el can, procedieron a su alzado, con la colaboración del propio animal.
Poco a poco se fue alzando hasta que llegó al borde del precipicio.
Final feliz, con pose incluida de los artífices de tan complejas maniobras.