Más allá de la faceta anotadora, destacaron los rebotes ofensivos de Bogris en todo el primer cuarto, período que concluiría con los bilbaínos mandando 22-15.
La desventaja en el pulso no cambiaba el gesto al veterano Aíto García Reneses, si algo caracterizó a su equipo en los cuartos de final fue el no venirse abajo cuando el tanteador era desfavorable. Pasaron cuatro minutos del segundo asalto pero su equipo no carburaba, ni en defensa ni en ataque. Trato de cambiar el rumbo con la vuelta a la pista de Omic, Oliver, Báez y Newley; pero no funcionó y se vio obligado a pedir tiempo muerto con el 28-18.
Los canarios, de la mano de Oliver y Omic pusieron toda la carne en el asador al equipo de Bilbao no le temblaba la mano a la hora de tirar triples (7 de 15 en tiros de tres y 7 de 14 en tiros de dos al descanso). 46-34 indicaba el electrónico al descanso.
El partido se reanudó después del homenaje que le hizo la ciudad y todo el basket español al exjugador Quino Salvo, quien se encuentra luchando para superar un tumor cerebral (antes del partido también se rindió un caluroso aplauso a Kyle Kuric).
Ya con el balón en juego, el Herbalife seguía estrellándose contra los pívots del Dominion. Los rebotes de Hervelle y los puntos de Mumbrú dieron a su equipo la máxima ventaja a falta de cuatro minutos y medio para el final del tercer cuarto (55-36). Final al que se llegó con el 55-48 que dejaba todo abierto para la resolución del partido.
En el decisivo parcial la grada amarilla rugió con fuerza en Coruña y sus jugadores se lo creyeron, en tres minutos redujeron la desventaja a tres puntos (59-56). Mientras los canarios se agigantaban (6 de 8 en triples en el último cuarto) las muñecas de los vascos se encogían, de ahí que se empatara el choque 62-62 antes de entrar en los últimos cinco minutos.
Esa inercia positiva que portaban los hombres de Aíto, sumado al apoyo de su hinchada (superior en número y en decibelios a la bilbaína) dio alas a los jugadores y la primera semifinal acabaría cayendo a su favor con autoridad. Con el 71-81 se acababa consumando la remontada y el pasaporte a los de Aíto hacia la gran final, la primera en la historia del club (la 12ª para el entrenador).