Si bien creo que podríamos estar todos de acuerdo en que la ley es muy laxa y que sigue pendiente del reglamento que la desarrolle y aclare las lagunas existentes en la misma, lo cierto es que nace bajo el espíritu de la concordia, con el claro e inequívoco objetivo de localizar a las víctimas y lejos de entrar en juicios sumarísimos a los responsables del genocidio.
Nuestra batalla, más allá de los sentimientos que amparan la pérdida de seres queridos, no es otra que poder seguir contando con el soporte económico y el marco legal de las instituciones, que nos permitan continuar con las investigaciones que nos lleven a la recuperación de todos los cuerpos desaparecidos durante la guerra civil y durante la represión franquista.
La Ley de Amnistía de 1977 dejó inmunes a los verdugos, pero aunque no hubiera sido así, hoy en día es prácticamente imposible juzgar a alguno de ellos, puesto que han fallecido.
La historia de nuestro país tiene partes oscuras de las que no podemos sentirnos orgullosos, pero desde luego ésto no es óbice para enmendar los atropellos que algunos en nombre de la patria cometieron sobre los que defendían la libertad, la justicia social y la igual de derechos.
Desde la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Tenerife queremos hacer un llamamiento a todas las instituciones y pedir su estrecha colaboración para que más pronto que tarde todas aquellas familias, que por un motivo u otro, perdieron a un ser querido durante la guerra civil o la represión del franquismo, puedan dar un digna sepultura a sus seres queridos. Entendemos que ésta es la única forma de zanjar de una vez por todas esa etapa tan negra y tan triste de nuestra historia.
Pilar Rodríguez Díaz
Secretaria de la Asociación Memoria Histórica de Tenerife