Como es obvio, la promoción comercial de nuestra marca turística es solo uno de los numerosos aspectos que componen la gestión de tan complicado sector productivo. Defendemos, desde nuestra humilde posición de meros observadores de lo que acontece en el sector, que Canarias debería contar con un Plan Estratégico Turístico que, con carácter plurianual, fuese el documento base de la planificación de tan importante sector para nuestras islas.
El crecimiento de la industria turística en el mundo es verdaderamente apabullante, en el 2012 la OMT (Organización Mundial del Turismo) contabilizó la nada desdeñable suma de 1035 millones de turistas en todo el mundo y en muy pocos años se prevé que ese número alcanzará los 1500 millones. Curiosamente no son los países más desarrollados (Europa o EEUU) los que crecen a mayor velocidad, son los países emergentes de Asia Pacífico los que lo hacen.
Es en este contexto en el que hay que competir, una actividad económica que crece a un ritmo frenético, con unos competidores que tienen en el elemento precio su principal atributo y con un producto (el nuestro) que con frecuencia no solo no actúa con la necesaria cohesión como marca, sino que carece de un instrumento de planificación sectorial.
Sin entrar en el debate de quien debe tener las competencias en materia turística en Canarias, que está bastante delimitado entre el Gobierno de Canarias y los siete Cabildos, si deberíamos dotarnos de la figura de una autoridad que coordinara los interés públicos con los privados y sobre todo que fuese indicando que cosas se están haciendo bien y cuales no en función de los datos recabados mediante herramienta de control al efecto.
No estoy hablando de un nuevo cargo del Gobierno de Canarias ni de un nuevo funcionario dependiente de la Presidencia o de la Viceconsejería de Turismo, me refiero a una persona con la suficiente cualificación profesional y currículum para ser capaz de negociar entre el sector y la administración la implementación del plan estratégico sectorial.
Por lo tanto la creación y puesta en funcionamiento de esta Autoridad Única del Turismo en Canarias, está supeditada a la creación y puesta en marcha del mencionado plan estratégico del turismo, y el candidato debe ser una persona
de consenso, aceptado tanto por el Gobierno de Canarias, Cabildos y municipios turísticos, como por el sector privado.
Por lo tanto es importante que ambas iniciativas, la del Plan Estratégico y la de la Autoridad Única del Turismo de Canarias, sean tomadas en consideración y puestas en marcha a la mayor brevedad posible.
Es una idea. Pensémoslo
José María Barrientos
