Durante estos años se ha ido forjando un modelo de trabajo participativo que ha merecido el reconocimiento de distintas instituciones y que ha obtenido unos resultados extraordinarios en el ámbito de la prevención, el fracaso y el absentismo escolar gracias al esfuerzo compartido de las familias, los enseñantes, los técnicos y los políticos municipales implicados.
Nos comprometimos en aquel momento a hacer un repaso cada año para trasladar al conjunto de la sociedad las consecuencias de esta propuesta y, a su vez, convocar a expertos para escuchar otras experiencias y progresar en nuestros objetivos. Porque nunca debemos renunciar a seguir aprendiendo. Por eso convocamos ahora estas Jornadas sobre Educación y Familia que tienen como eje central la educación y la ciudadanía.
Casi nada. El reto ante la situación que estamos viviendo es apabullante. El sistema socioeconómico que condiciona nuestra convivencia ha puesto de manifiesto hasta la extenuación el poder del sistema financiero sobre la política y la democracia. Cada día que pasa se evidencian profundas desigualdades sociales, el desprestigio de lo público y el desafecto de los ciudadanos por la política. La fragilidad laboral, el aumento de la pobreza y la exclusión social, las quiebras del Estado de derecho y del Estado de bienestar, con importantes afecciones a la educación y a las políticas sociales, han instalado el miedo y la precariedad en la sociedad y en las familias.
Y mientras debatimos todo esto se produce un ataque brutal a la educación. Se recortan sus presupuestos y se pone en marcha una ley profundamente involucionista y antidemocrática que intenta mermar su valor como pilar fundamental del Estado de bienestar y propicia su deriva hacia la privatización.
Se elimina de un plumazo la Educación para la Ciudadanía para combatir la formación de ciudadanos libres, capaces de defender la democracia, la justicia social y de luchar contra la pérdida de derechos y libertades. Para insistir en forjar ciudadanos individualistas, supeditados al egoísmo de las ganancias y el consumismo.
Se produce un ataque brutal a la justicia social, a elementos claves para garantizar la equidad y la igualdad y se agrede a la ley de dependencia, a los planes concertados, a las pensiones, a los subsidios por desempleo y a los servicios sociales en general reduciendo sus presupuestos y quitándoles las competencias a los ayuntamientos para trasladarlos al ámbito de las comunidades, con lo que se los aleja de los usuarios y se cuestiona su financiación final que pasará a depender únicamente de las autonomías.
Se promueve una agresión al municipalismo, a los ayuntamientos, para romper el valor de la proximidad, de la democracia más directa. Para cuestionar el lugar donde reside la fuerza de los pueblos libres, como decía Tocqueville. Se les intenta convertir en meros gestores desideologizados para arreglar aceras o rebachear calles y se les prohíbe actuaciones en drogodependencias, igualdad, juventud, sanidad, educación, empleo...
Se deja a los jóvenes sin horizontes, convirtiéndolos en excedentes para la emigración, se echa a los investigadores, se rompen las ilusiones y la esperanza...
Y lo pretenden sustituir todo por poner una multa a los padres si sus hijos beben mucho...
Como plantea Martha Nussbaum hay que impedir que se forjen generaciones sumisas, máquinas utilitarias, eficientes y productivas y sin capacidad de pensar, de debatir, de ser críticas
Solo desde una comunidad de hombres libres, comprometidos y dispuestos a actuar podremos plantar cara al neoliberalismo que pretende hacernos volver a la idea en la que cada cual debe luchar por sus intereses privados sin ninguna preocupación por lo colectivo. Ese es nuestro gran desafío: construir desde abajo un modelo capaz de plantar cara a un sistema económico que ha sometido a la política y a la democracia, para imponernos un pensamiento contable que nos convierta en individuos para el consumo. La Carta Europea para la Salvaguarda de los Derechos Humanos insiste en la democracia de la proximidad que garantice que "si cada derecho definido pertenece a cada uno, cada ciudadano, libre y solidario, debe garantizarlo también a los demás".
Estas Jornadas deben ser un espacio propicio para ello. Para profundizar en la educación, en la ciudadanía, en la sociedad civil que plante cara a la resignación, a la aceptación cómplice, al consentimiento, al miedo o a la impotencia, defendiendo unos valores que no sean meramente los del mercado. Los momentos son muy difíciles, pero nos negamos a renunciar al compromiso y a las responsabilidades que nos corresponden. Educación y ciudadanía activa desde la familia, la escuela y el municipio: casi nada el trabajo que nos queda por delante.
Antonio Morales Méndez.
Alcalde de Agüimes.