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16 Sep

La rosa y la gaviota nos toman por idiotas. Cántico del 15M.

"No Podemos": así debería llamarse la probable coalición del PSOE y el PP. Tras leer el artículo de López Aguilar publicado por La Provincia el domingo 14 de septiembre, a uno se le queda un regusto amargo en el paladar. Y es que empieza a resultar cansina y fastidiosa la respuesta de los psocialistas ante el crecimiento de Podemos. Por decirlo en román paladino: siguen sin entender absolutamente nada. Vemos al inefable Pedro Sánchez repitiendo casi palabra por palabra el delirante discurso de la ultra derecha mediática. Y ahora nos viene López Aguilar poco menos que a decirnos que por el hecho de realizar una Asamblea Constituyente en la que para votar haya que estar inscrito (que no afiliado) somos ya "Casta"...

[Aclaremos este punto: en Podemos definimos como "Casta" al entramado de poder surgido de la Transición, formado por las cúpulas (es decir, no por la mayoría de sus militantes de base ni votantes; agota ya repetirlo) de los grandes partidos (PSOE y PP) y sus equivalentes en el nacionalismo periférico (CIU, PNV y CC), los bancos y cajas de ahorro, las empresas del IBEX35, las grandes fortunas, la casa real y los poderes fácticos que intentan manejar a ciertos medios de comunicación mayoritarios. Es decir, no abarca únicamente a los corruptos sino también a los corruptores. El "caso Pujol" es ejemplar en este sentido.]

También hace referencia López Aguilar en el mencionado artículo a la supuesta inviabilidad de nuestro programa económico. En esto tampoco destaca por su originalidad el ex ministro del gobierno burbujista de Zapatero. El asunto es más grave de lo que parece. Lo que pretenden los adalides del "¡No-se-puede!" es finiquitar discursivamente el pluralismo político en lo que atañe a la economía: "La gran novedad de nuestra época post-política del 'fin de la ideología' es la radical despolitización de la esfera de la economía" dice el filósofo esloveno Slavoj Zizek. Y añade: "El precio que acarrea la despolitización de la economía es que la esfera misma de la política, en cierto modo, queda despolitizada". En sintonía con estas palabras, Íñigo Errejón, portavoz de Podemos, afirmaba en una entrevista realizada hace unos meses lo siguiente: "Un cargo político que ha sido elegido por el pueblo, un presidente de gobierno (...) puede tomar decisiones soberanas, tiene que atreverse y tiene que ser valiente. Tiene que preferir la obediencia a su pueblo que la obediencia a los que tienen mucho dinero. (...) Los gobernantes podrían elegir otras cosas, podrían tomar decisiones en otro sentido, toda expansión democrática es siempre una expansión del horizonte de lo posible, hacer cosas que ayer parecían imposibles y que hoy se hacen". En Podemos luchamos precisamente por materializar esa "expansión del horizonte de lo posible" de la que habla el que fuese jefe de campaña de nuestra formación en las pasadas elecciones europeas.

En lo concerniente a los puntos de nuestro programa para las europeas a los que alude López Aguilar, es cierto que creemos que es ilógico machacar a los trabajadores sexagenarios ampliando la edad de jubilación hasta los 67 años en una sociedad con un 57% de paro juvenil y con un millón de menores de 40 años expulsados del país en el último bienio por la ausencia de expectativas laborales. Proponemos también una auditoría pública de la deuda para decidir qué hay que pagar y quién lo tiene que pagar. Además, pensamos que es una iniquidad que una empresa con beneficios (siempre se les olvida mencionar este dato) pueda despedir a los trabajadores responsables del éxito de dicha empresa. Y por supuesto que vamos a llevar a cabo una profunda reforma fiscal para que los ricos empiecen a pagar los impuestos que les corresponden. Zapatero, presidente del gobierno en los años en los que López Aguilar era ministro, nos obsequió en 2003 con una frase digna de figurar en la borgiana Historia Universal de la Infamia: "bajar impuestos es de izquierdas". La trampa de siempre, hablar de la sociedad como un todo sin antagonismos internos. Las preguntas pertinentes son: ¿Bajar los impuestos a quién? ¿Subir los impuestos a quién? Escribe Antón Baamonde: "Se le atribuye a Aznar la frase 'en España los ricos no pagan impuestos'. Y así es. Si los españoles conociesen cómo funciona el fisco tal vez habría una revolución. Pagar impuestos a Hacienda es cosa de pobres y de clase media". En nuestro país, gracias a las políticas fiscales profundamente regresivas emprendidas por los gobiernos del Partido Socialista y el Partido Popular, el trabajador paga el 75% de lo que paga su equivalente sueco en impuestos mientras que los grandes empresarios y los banqueros el 20%. La productividad del trabajador medio español es del 98% en relación con el trabajador medio de la UE-15. El salario, el 78%. Los ingresos del Estado son los más bajos de la UE-15: sólo un 34% del PIB en comparación con el 44% en el promedio de la UE-15 y el 54% en Suecia. El gasto público social (sanidad, educación y prestaciones sociales) per cápita español es el más bajo de la Europa de los 15. (Datos de 2011, con el PSOE en el gobierno, obtenidos de diversos artículos escritos por el Catedrático de Economía y Ciencias Políticas Vicenç Navarro).

Con estas cifras en la mente, en un país en el que las familias pagan cincuenta veces más impuestos que las grandes empresas, es comprensible que la ciudadanía desconfíe de un partido que todavía tiene la tragicómica petulancia de autodenominarse "Socialista" y "Obrero" mientras implementa (cuando gobierna) políticas económicas abiertamente neoliberales. Y también cansa la arrogancia de los miembros de la casta al hablar de "sus votantes", que supuestamente han perdido (como el que pierde las llaves de su casa) por haber cometido alguna que otra travesura, pero que volverán al redil desde que el PSOE haga las cosas como Dios-Mercado manda. Ningún partido es dueño de los ciudadanos que en un momento dado le otorgan su confianza. Asúmanlo ya, el voto a Podemos no es un voto de castigo, tampoco se trata de la pataleta de un pueblo inmaduro que no se resigna a aceptar la nueva realidad que nos impone la Troika. Es un voto muy, muy ilusionado. Y cada vez son más los que comparten un proyecto cuyo nombre tiene inequívocas vinculaciones con el "Sí se puede" de los héroes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (a los que, por cierto, tanto portazo en la cara se les dio desde las instituciones gobernadas por el PSOE). Le duela a quien le duela (y lo hace, y mucho, a tenor de lo visto y oído desde el 25M), cada vez somos más los que creemos que sí podemos cambiar las cosas: " La única manera de crear una sociedad en la que las decisiones de alcance y de riesgo sean fruto de un debate público entre todos los interesados, consiste, en definitiva, (...) en una radical repolitización de la economía" (Zizek).

Epílogo

De tanto apretar y recortar, el puño acabó enfermando a la rosa. De sus pétalos marchitos sólo exhala ya el pútrido aroma de la cobardía.Triste final para la formación de Felipe González, Alfonso Guerra, Zapatero, Pedro Sánchez y demás humoristas involuntarios de El club de la tragedia. Y es que la incuria y la impudicia de la que hacen gala los borrosos rostros que representan al Partido Socialista son ya únicamente capaces de provocarnos dos afectos: compasión y náusea. Y también, para qué negarlo, alguna que otra carcajada.
Canarias a 16 de septiembre de 2014

Diego Perdomo

Miembro del Círculo PODEMOS Gran Canaria

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