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02 Mar

El millo, aparte de ser un grano muy gustoso y de trascendencia vital para muchas comunidades nacionales, es una metáfora que algunos tienden a arrayarse de manera ilegítima. Pero como el oportunismo no puede denunciarse en los tribunales, será la opinión pública la que lo juzgue, la que lo encaje y la que lo acomode en sus estructuras mentales y, por lo tanto, en su respuesta e interpretación de la realidad tras un proceso relativamente fortuito y aleatorio.

El descaro del PSOE arrayándose las recientes movilizaciones estudiantiles y laborales da mucho que pensar acerca de la honestidad de sus dirigentes. Como lo oyen. Rubalcaba and friends, sabedores de que la progresía espumosa vive de gestos, de teatro, de puro teatro, sabedores de que con eso van y votan en las urnas, sabedores de esta triste condición democrática del sentido común, juegan a escenificar un gobierno pseudo revolucionario en la oposición. Sin embargo, tienen poco mérito, con el PP gobernando cualquier espectro político que se mueva parecerá la rencarnación de la izquierda.

Hoy, parecer de izquierdas es barato y fácil, pues el estudio de cualquier intervención del PP muy bien podría servir de Powert Point para que el alumnado se haga una idea bastante aproximada de cómo se las gastaban los del régimen franquista antes y después de la muerte de pancho. Algunas ruedas de prensa y comentarios a micrófono abierto y cerrado son bastante ilustrativas del talante franquista de los ministros y ministras que nos asustan todos los días con sus declaraciones. Es normal pues que muchos espumosos lleguen a pensar que el PSOE es la extrema izquierda.

¿Quién no se desmarca del jefe de la policía de Valencia? ¿Quién no se desmarca a favor de Garzón? ¿Quién no cuestiona la equidad ante la justicia? ¿Quién con un cachito de corazón no identifica la reforma laboral con el esclavismo? Ahora estas actitudes están baratas, el PP las ha rebajado a precio de saldo, es fácil adquirirlas, y los del PSOE no son tontos. De todo menos tontos. Saben aprovechar las oportunidades políticas, lo han demostrado siempre, aunque por ahora sólo les sirva para rebajar algunos puntitos en la intención de voto. Saben que unas circunstancias mal gestionadas les arrebataron un capital de voto considerable, y quieren recuperarlo.

Fíjense cómo será la cosa, que en un barítimo nocturno de Santa Brígida repleto de militantes del PSOE, algunos con pasado falangista de pistola en mano, como les dije que no iba a la manifestación de UGT y CCOO, no pararon de amargarme el ron gritando vivas a la movilización obrera y casi casi a la revolución. Era el único antro abierto.

Paco Déniz

Modificado por última vez en Miércoles, 04 Abril 2012 15:10
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