Los periódicos y las radios necesitan mayor esfuerzo. Y la gente, entre comillas, no se esfuerza ni en arrojar la colilla en el cenicero que tiene delante de sus ojos de esclavo ancestral. Y muchos de ellos son independentistas. Que hombritos pa una guerra. O las obesas paseantes que tiran al suelo más limpio de la historia la bolsa agotada ya de las papas fritas que ni son papas ni nada.
Resulta que acaban de sacar una ley (...) que obliga a los enfermos, a los pensionistas y a la tercera edad a pagar por las drogas que le prolongan la vida. Los medicamentos. Y la sonriente ministra de la sanidad doña Ana Mato (...), que es hermana de un peninsular campechano y que fue ¡presidente del Parlamento de Canarias!, sí, sale y dice que hay que pagar por estar enfermo y viejo. Una auténtica barbaridad que abusa del sector de la población que se ha ganado una vejez apacible y gratuita, (pura demagogia), pero que si le repetimos a los chicharreros de corazón que su hermano fue la segunda autoridad del País Canario, j aja, , la cosa cambia y ahora más: la farmacia le devolverá menos cambio por su medicación, ji ji( más demagogia). Pero hay que pagar y se pagará, lo que no es demagogia, creo..
O que tal vez la insulina se ponga a precio de oro, que está de moda su compra por los mercachifles - que alguien dejó entrar y sobra por lo menos un millón que tendríamos que echarlos ya - y uno que es diabético, gracias a dios, tendrá que adquirirla en el mercado negro, negro. Me apuntan que el famoso trankimazín se paga a más de cien euros en esos antros.
E insisto en lo de la demagogia; por ejemplo: resulta que la ministra dice una cosa y los economistas que no supieron frenar la crisis ( Guindos, verbigracia...) demuestran que poco más de doscientos millones de euros son el ahorro neto de esta medida brutal, por lo que haciendo uso de la demagogia, otra vez, sería lo que cobran nuestros más valorados artistas del cuero, del balón, léase Messi o Cristiano y un par de profesionales que le hacen una vaselina que es, también, un medicamento que todos conocen. Es decir que sus sueldos y sus obscenos anuncios suponen el ahorro del medicamentazo. Con Zeta, como Zoria el nuestro.
Una desvergüenza más que se une a lo que ya está en la red, nunca mejor dicho, a la subida de las tasas universitarias para crear más analfabetos o que se vayan de aquí a otros lugares lo mejor que tenemos que es la gente comprometida y que se esfuerza por algo más que el "clásico" que no es Mozart, sino, naturalmente, el partido de fútbol entre el Barça y el Real, lo que puede hacernos suponer que si se va la luz – de UNELCO – y no se transmite el encuentro, el pueblo hará una pequeña revolución, siempre que tenga cobertura del móvil, baratita la factura. Demagogia otra vez lo que acabo de escribir.
Y tal vez la semana que viene, si es que viene o se va, hablaremos de otra mentira más. De otro impuesto, de otra herencia recibida, de un puñado de monedas, de que si Franco levantara la cabeza (lo dicen jovenzuelos analfabetos), del respeto que ahora se ha demostrado que no es cierto puesto que se le ha faltado a nuestros mayores, de que poco nos interesaba y poco nos interesa la universidad y que a lo mejor regresa a ser una sola y creará otro conflicto, ¿dónde ubicamos el rectorado?, de la inanidad del no hospital del sur, de la interrupción del no anillo insular que causó más penas que alegrías y un etcétera que merecemos. Sorprendentemente el no puerto de Granadilla – una obsesión de Jaime – tiene partida en el presupuesto.
Bueno, pues a pagar. Como el agua privatizada, como la luz, la bombona, el obsceno precio de la gasolina y otras cuestiones menores y muy demagógicas.
Póngame medio euro de diazepán, pide un jubilado. Ah, y dos pañales pa la vieja, pero de los chinos que son más baratos.
Puede ser que ocurra. Y ocurrirá. Como que esta noche, inasequibles al desaliento, la TVC, la nuestra da una película de ambiente tranquilo "Asesinos" o similar, como lleva haciendo desde siempre y nosotros pagándola sin darnos cuenta, cuándo hoy habría – pienso- que emitir y repetir como un gol, una película como Plácido, por ejemplo, aunque nos de frío en la espalda, que también se cura pagando un módico sobrepago para los parches termoeléctricos o un masaje, un Spá o una sesión de pilates o una operación, previa lista de espera, en los añorados hospitales públicos que irán desapareciendo poco a poco. Como las universidades que sólo sacan maniáticos licenciados o catedráticos que no saben sino hacer demagogia.
Y es que, según el gobierno que tiene mayoría aplastante, nunca mejor dicho, gastamos mucho en medicinas porque somos unos viciosos. Y unos derrochadores.
