Jueves, 28 de Marzo 2024 

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22 May

Voy a intentar llevarle la contraria a la unanimidad que es una postura conformista y trataré de hablar de un tema de fuste, como es de un escritor y sus connotaciones con la tierra. No es fácil.

En los últimos días hemos asistido a través de la tecnología y de las redes sociales a unas ceremonias en que en la ciudad de Las Palmas, tan voluble y cosmopolita, lita, y después de haber votado a un crack como regidor (como el rector) nombra – ahora - hijo predilecto al escritor y premio Nobel hispano-peruano, o viceversa, a Mario Vargas Llosa y, además doctor honoris causa de la Universidad de la Isla; todo ello adobado con proclamas, discursos, firmas, y declaración de intenciones. En el fondo una apariencia del placer (...) de la lectura que es cierto, pero que uno pone en duda que contenga algo de interés para la mayoría absoluta. Ni siquiera de la Isleta al Refugio y ni mucho menos al Muelle Grande. Y es verdad que hay gente que lee, pero poca, muy poca, aunque todas y todos sepan manejar el teléfono móvil que no exige buena ortografía, ni elegancia ni nada, sólo pagar el recibo a una multinacional regalada por quienes ustedes saben y que nos roba descaradamente. Apúnteme la Primitiva es lo más habitual cuándo el alba sería.

Y este ensayo puede ser pretencioso porque uno ha leído la obra, casi toda, de don Mario, por lo que intento decir lo que digo: otra fantasmada más por parte de los que, sin leerlo, lo adornan con lo que hemos citado. Y es que se incide mucho la primera novela del literato, La Ciudad y los Perros (no sé porque no se ha publicado una foto en la Plaza de Santa Ana con los perros de bronce y que a lo mejor es la esencia de esta adulonería) y se cita, de pasada para cubrir el expediente, Conversación en la Catedral. Lo que resume, mejor que yo, el devenir y la involución de este excelente escritor, que lo es, ha sufrido a lo largo de su vida: un facha casi demócrata, porque lo del fascismo no está de moda; si no fuera así, escribiríamos de otra manera.

Porque don Mario escribe muy bien, pero soslayan la crítica los de su camada involucionista, lo sabe – siendo él millonario – y, sobre todo, a los que han causado la miseria de este mundo, porque el es un moderado, un centrista y que sabe que lo que el defiende (nada que ver con su primera novela y tal vez la mejor) es lo que está llevando al mundo a unas cotas de desvergüenza que no se sostiene por mucha literatura que se tenga, incluso bajo las maravillosas filigranas de las catedrales. ¿Un hipócrita?, es posible. Lo creo. O sea que está a favor de los que han llevado a la ruina al planeta – sobre todo a su territorio – y, repito, como escribe muy bien puede llevar a engaño al lector o al alcalde poco cultivado, perdón Un enredador que obvia, porque no es rentable, que el abuso es el abuso y se mueren millones de niños de hambre. El no escribe de este asunto. Paso. Aunque el ex alcalde, el defensor del pueblo, el mariquta de Saavedra, sí, que dejó el carnét se permitió una especie de valcesito (no todo va a ser Amadeus) y habló: "ayer tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tu") y sonríe, recordando a Pantaleón y, tal vez, las visitadoras. Y deja el estrado a su sucesor natural y lógico, muy lógico....¿cómo se puede perder la alcaldía ante Galdona ...?. Que sospecho que poco del Vargas ha leído. La primera – y tal vez la más sincera del personaje que nos ocupa – se ubica en un colegio de inspiración castrense (¿educación para la ciudadanía?) el Leoncio Prado de Lima, la ciudad de Santa Rosa, en que se desarrolla la novela y en la que don Mario se muestra contrario a todo tipo de fascismo. En aquél tiempo. Después, legaron otras muy entretenidas novelas y – entre ellas- la ya citada excelente Conversación en la Catedral en la que destaca una pregunta que se hace en la ficción y el propio escribidor: ¿Zavalita, ¿cuándo se jodió el Perú...? Y hasta la fecha. Sigue igual de jodido, perdón. No hay respuesta ni la habrá.

Hay preguntas obligadas: ¿por qué su país, el Perú, que fue el más rico en su tiempo – un Potosí – está dónde está? ¿Por qué perdió unas elecciones a la presidencia de su patria (...) ante un japonés compinchado con un torturador de apellido casi gomero...? ¿Por qué soslaya la verdad y la edulcora con el intrincable laberinto del lenguaje tramposo...? porque es lo que es, Vargas Llosa el honoris de la causa sin causa, y por qué Las Palmas le hace esos honores cuando hasta hace pocos años el Doctor Negrín era despreciado por sus paisanos...? Serán, tal vez, adulones o ignorantes que son ignorantes, es igual, que le hacen la venia – como al duque de Palma, que sigue ostentando este título - sin haberlo leído ni conocido. Y porque es premio Nobel que, como sabe cualquier lector que se precie, es un galardón político-coyuntura, muy interesado y que entrega un rey, pariente del nuestro. Hay ejemplos de sobra. Hasta Jacinto Benavente, ¡qué casualidad! fue premiado y no así a Galdós, ni Agustín de Bethencourt, ni Viera..., y me atrevo a decir que hasta Pancho Guerra el de Pepe Monagas lo merecía más, (¿cuántos lo leen con lo relajante que es..?), pues como que somos quijotes moderados y muy pocos han leído al Quijote que es una obra maestra, aunque Cervantes era como Rajoy y Aznar juntos: registradores de la propiedad y recaudador de tributos, en excedencia, ojo. Y, me olvidaba, medios sicarios o piratas, pero gente estudiada, como muchos alcaldes votados por el pueblo.

Es la mentira. Con mayúsculas. Y creo que don Mario se miente a si mismo (basta leerlo desde sus comienzos y comprobar su deriva) y, lo peor, que es que no sabe envejecer con dignidad. Y esta cuestión tan sencilla (...) no la conocen los cosmopolitas de Las Palmas, enredados con la invasión de las aguavivas, y es que no hay derecho. Otra vez: apúnteme la quiniela. Algún día de éstos damos el taponazo, dice uno que persigue la ilusión, el pobre Rafael, el novio que saldrá del ropero (armario no se usa allá).

Y siguiendo con la matraquilla de Arequipa, digamos que una de las novelas adultas de Vargas es "La Fiesta del Chivo" que recrea (...) la biografía de Rafael Leónidas Trujillo, dictador dominicano. Sin embargo, don Mario no se atreve – ni osará- a novelar la vida y milagros de otro chivo: el General Franco, que fue peor. Es lo que pasa cuando se escribe pensando en los derechos de autor y el de la pluma se pasa de demócrata. O sea que Vargas Llosa, tan moderado y de centro – como todos los que tienen éxito en la vida terrenal – no se atreve a escribir sobre la dictadura franquista que hizo más daño que Trujillo que lindaba con Haití y sigue igual de miserable.

Mario Vargas Llosa, un excelente escritor y un hombre que maneja (y le gusta) la publicidad y, como a todos, el dinero y que ha sido su guía y su meta en sus últimas novelas muy inferiores a cuándo era – copio – feliz e indocumentado; antes de convertirse en castellano viejo que es lo que no conviene a España; no me gusta la adusta quietud de Castilla. Y si no ha superado a sus primeros escritos es que regresó, más viejo, a lo que nunca debió haber abandonado. Puede constatarse que en los fastos de Las Palmas, lo más que se nombró fue La Ciudad y los Perros y Conversación en la Catedral. No es una casualidad.

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