Un día a un archipiélago llegó una cadena hotelera. Esa empresa en connivencia con las élites locales a las que concede unos pequeños beneficios comienza a explotar el clima del país, al que acuden numerosos turistas, embolsándose beneficios multimillonarios y pagando un porcentaje mínimo de impuestos al Estado que administra el archipiélago desde su colonización. Tampoco le importa la destrucción del territorio y de los paisajes costeros. Pasado el tiempo comienzan a surgir voces que piden que el turismo sea nacionalizado ¿cómo es posible –se preguntan- que llegue una cadena hotelera a aprovecharse de nuestro clima y nuestro trabajo para embolsarse tantos millones y además no pagar impuestos en nuestro país? El Estado que administra el archipiélago, que se ve beneficiado con los impuestos y del que además proviene una parte importante de las empresas que participan en el pastel, lanza una campaña publicitaria afirmando que las islas no podrían gestionarse por sí mismas, que deberían estar agradecidos por montar sus empresas y dar puestos de trabajo. El pueblo pese a haber estado engañado durante décadas mientras le robaban comienza a tomar conciencia ¿será por fin Canarias un país próspero que comience a beneficiarse de sus recursos (que incluso son inagotables) invirtiendo en su economía y garantizando el bienestar de su población?
Jesús Arvelo Hermida
Miembro de ANC.