Nuestro católico gobierno provida, tan preocupado por el bienestar y derechos de nuestros embriones y fetos, no ha soltado el menor lamento por el genocidio de bebes y niños "ya nacidos" en Gaza. Así, con el silencio o complicidad del Sanedrín judío y de los otros cleros, se recurre a Dios, para justificar genocidios, asesinatos, venganzas y complicidades.
Para el creyente de a pie, que ve como se negocia y prostituye la idea y vivencia de Dios: darse de baja por escrito de la religión a la que pertenece o le inscribieron, es un acto de piedad y coherencia, para empezar a vivir una espiritualidad secuestrada a los pobres, por los intermediarios religiosos que solo van al poder y al dinero.
Sabiendo que más del 90% de los muertos en conflictos armados son civiles, nuestros socios comunitarios, al igual que España, vende armas a Israel, Siria, Ucrania... para beneficiarse una de las industrias más lucrativas del mundo.
Esta barbarie, no la financian fuerzas oscuras, la financiamos cada uno de nosotros con los impuestos que pagamos a presupuestos militares en Defensa, al igual que hacen otros "países civilizados". Aquí en España, hay más de 5 millones de voluntarios que realizan labores humanitarias de distinta índole, muchos de ellos en conflictos bélicos en hospitales de campaña atendiendo a desplazados, heridos o mutilados por armamento español financiado inocentemente por los propios cooperantes con sus impuestos. Solo que una pequeña porción de esos voluntarios hiciese Objeción Fiscal a los Ejércitos, nuestros políticos empezarían a ponerse lo nerviosos e indignados que no consiguen las imágenes de la devastación de los misiles sobre los inocentes, y si lo hiciesen los contribuyentes en toda Europa, mucho más.
Un obrero de iglesia pobre (sinagoga, mezquita...) que está en mi casa.
Antonio Cánaves Martín