Me parece más sensato o correcto, que se fuerce a quien competa para que en las placas de estos indignos personajes se le añada el adjetivo o epíteto que les corresponde. (Pongo como ejemplo el título del artículo). Nos guste o no, el enemigo es parte de nuestra historia colonial y eliminarlo de la memoria sería como decir que aquí no hubo invasión por la fuerza y que los únicos héroes fueron nuestros ancestros. Desde mi punto de vista, los elementos coloniales son los que nos cataloga y delata ante el mundo como una colonia, sin embargo, si los apartamos de los hechos históricos –aunque sean sus nombres y no sus actos los que se muestren– donde jugaron un papel inhumano y despiadado con nuestro pueblo, parecería que aquí no ocurrió nada y que nuestros antepasados aceptaron la invasión y el dominio sin más. Es cierto que en la enseñanza, en todos los grados, no se ilustra a nuestro pueblo sobre nuestra historia y quiénes fueron los canallas que aquí entraron masacrando. No obstante, si tenemos en cuenta que en Canarias todo es colonial, prioritariamente la enseñanza (pilar esencial para la distorsión y la inoculación), somos nosotros, los que nos decimos independentistas, los encargados de explicarle al pueblo canario quién fue Juan Rejón, Pedro de Vera, Alonso Fernández de Lugo y toda esta laya de criminales y delincuentes... Si además desaparecemos sus nombres ¿no estaremos enterrando una parte de nuestra historia y conocimiento? Poner placas, bustos... y exaltar a nuestros antepasados –como a los grandes bregadores de la lucha anticolonial hasta la actualidad–, es de suma importancia, pero éstos no tienen razón histórica sin los otros. Yo opto porque se ponga debajo de las placas de estos invasores, asesinos, violadores y gente de mal vivir... su correspondiente adjetivo. No podemos olvidar a los asesinos de nuestro pueblo, no los escondas, no los olvides, añádele la mancilla que les corresponde y así nuestro pueblo se preguntara por qué. Quien olvida al enemigo no avanzará hacia la libertad.
Isidro Santana León