Frustrado más de un joven ha dejado de reflexionar sobre qué talentos hay tal vez aún en él, con lo que ya apenas sopesará si realmente vale la pena desenterrarlos y seguir desarrollándolos. Muchos se preguntan si seguir aprendiendo sirve de algo. Un consejo para los jóvenes: ¡No os dejéis llevar! No cedáis a la presión de las pasiones que se os presentan tan tentadoras en la propaganda, la televisión e Internet, sino que orientaos a la fuerza que hay en vuestro interior y desarrollad vuestros talentos, pues cada uno de nosotros ha traído a la existencia terrenal los suyos, los cuales deberíamos hacer florecer y madurar en esta vida.
Vivir conscientemente significa aprender conscientemente a afirmar cada etapa de la vida y sacarle provecho espiritual. Pues la calidad de vida más elevada, que se puede seguir desarrollando y ampliando cuando uno va entrando en años, no sólo depende de los años, sino de la postura espiritad de la persona. Quien haya dejado de trabajar en sí mismo, tampoco desarrollará valores éticos y morales y tampoco dará buenos frutos para aportarlos a la sociedad. Esto último puede que tal vez esté unido a un éxito externo, pero quien vaya comprendiendo más y más lo que significa verdaderamente la vida, se volverá cada vez más independiente de las circunstancias externas, en base a las cuales se da importancia el ser humano a sí mismo.
Lo mejor para conseguir la verdadera sabiduría en la edad avanzada es poner los cimientos ya en la juventud. La postura de vida correcta para una perspectiva de vida positiva dice: servir a la verdadera justicia, al equilibrio de la vida, lo que significa aprender sin considerar los años que uno tenga, y fomentar las dotes de los talentos que se tienen. Aprender significa obtener claridad en uno mismo, en la orientación hacia una meta de vida más elevada y cumplir luego aquello que uno ha reconocido. Esto aporta seguridad interna, libertad interna, y la fuerza para seguir avanzando.
Mª José Navarro