Esas imágenes del terror fueron tan potentes, tan inesperadas, tan nítidas, que provocaron una especie de colisión entre la realidad y la ficción, entre lo que parecía cinematográfico y la más cruda y horripilante realidad. Una brutal representación icónica del inicio del siglo XXI
Todo eso que parece que ocurrió ayer, pues las imágenes no han perdido ni un ápice de crudeza, es algo que nos marcó hace veinte años y si nos paramos a reflexionar, y echamos la vista atrás, nos damos cuenta que el mundo cambió, pero todo sigue igual.
La inestabilidad, la polarización y el odio siguen tan presentes como aquel día en el que el mundo se estremeció. Que en Afganistán vuelven a mandar los que estaban y que el mundo sigue siendo ese maravilloso planeta azul del que muchas veces nos queremos bajar.
El 11 de septiembre de 2001, dos mil novecientas noventa y seis personas perdieron la vida y a esas víctimas les seguirían las de Madrid, Londres, Bruselas o París. Ese día comprendimos que el terror también llama a nuestra puerta cuando menos te lo esperas.
Gardel decía que veinte años no es nada, pero también es tiempo suficiente para preguntarse ¿Cuánto vale una vida? ¿Acaso hemos aprendido algo? ¿Es ahora el mundo un lugar mejor donde vivir?
Christopher Rodríguez
Técnico en Administración de Empresas.
Escritor, autor de la novela "El Lince". Mercurio Editorial. Año 2020