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06 Ago

Paquita, porqué el gas natural no es la solución

No fue necesario acabar con las piedras para pasar a los metales. Urge un cambio de modelo energético y Canarias cuenta con todas las ventajas a falta de voluntad política.

Antes de abordar el asunto de la conveniencia del gas, es necesario hacer algunas consideraciones para identificar las características del panorama energético. En primer lugar, nos encontramos ya en el proceso de transición hacia el nuevo modelo energético, como consecuencia de la maduración de las tecnologías renovables que las han hecho competitivas frente a las energías fósiles, especialmente en las islas.

El poder político y las eléctricas van juntos. La patronal eléctrica UNESA controla el mercado y la política energética, como se ha ido demostrando en el conjunto de normas de la reforma eléctrica en marcha. Aquí, el consejo asesor de Endesa en Canarias, que se renueva a ritmo de las elecciones, se sientan los máximos representantes de los sectores económico, político y técnico.

La etapa del petróleo fácil y barato se acabó, pero además, en la última década el precio del gas natural importado se ha incrementado un 300%. Y en las islas PSC, PP y CC vendiéndonos la moto de gas. Por el contrario, las energías renovables serán cada vez más baratas, además de inagotables y limpias, aportarán mucha riqueza y empleo a los territorios insulares si las dejan avanzar.

El nuevo modelo energético por el que apostamos en la Plataforma es incompatible con el monopolio. Un monopolio que se debilita cuanto mayor es el poder ciudadano a través de la gestión de su propia demanda eléctrica. De ahí la razón de que las renovables, el autoconsumo con balance neto, los contadores, y todo lo que significan avances hacia un nuevo modelo se han penalizado o bloqueado en la reforma eléctrica del Ministro Soria.

Hechas estas consideraciones, argumentamos por qué el gas natural no es la solución. Es un recurso fósil que debe ser sustituido con renovables. Resulta absurdo, antieconómico y de poca visión de futuro estar planificando en la segunda década del dos mil, costosas infraestructuras eléctricas para crear espacio artificial para el gas natural en Canarias. Más aún cuando está comprobado que la demanda eléctrica de cada isla se puede atender sin necesidad de recurrir al gas, en una transición hacia la sostenibilidad.

Porque el gas natural, hoy en las islas, no tendría hueco en una planificación racional del sector. Si el mismo esfuerzo económico y normativo para beneficiar al gas en las islas se hubiera dedicado al desarrollo de la geotermia eléctrica, podríamos estar cubriendo un 30% de la demanda regional, conforme a los estudios del IDAE. Así lo hicieron otros espacios insulares como Azores, Guadalupe y Hawái.

El gas no resuelve la dependencia energética del exterior, de la que no se habla en la reforma ni en la ley de sistemas eléctricos insulares. Y tampoco soluciona el grave problema de los costes extrapeninsulares,, que supera los 1.200 millones de euros en Canarias. Valga como ejemplo que dicho extracoste supuso solo en Tenerife unos 400 millones en 2013, que equivalen al 60 por ciento del presupuesto del Cabildo de ese mismo año. Pero es que además del petróleo, dependemos del dinero que sale de los bolsillos de todos los ciudadanos del Estado para cubrir estos escandalosos costes.

Dicen los defensores del gas que con los ciclos combinados de Gran Canaria y Tenerife nos ahorraríamos al año unos 240 millones, pero siguen menospreciando los beneficios de las renovables. Si en 2015 alcanzáramos una penetración del 30 por ciento de renovables, el ahorro sería superior a los 300 millones. Por eso desde la Plataforma decimos que no hay justificación económica para la introducción del gas en las Canarias.

Por si fuera poco, el gas no contribuye a frenar el cambio climático, que tanto afecta a los territorios insulares, convirtiéndolos en los espacios geográficos más amenazados por sus consecuencias. Otra vez olvidan los defensores del gas que en realidad son las renovables las que contribuyen de manera significativa a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El gas es el aliado del monopolio, ya que bloquea y retrasa la transición al nuevo modelo energético. La introducción del gas natural refuerza la continuidad de la generación concentrada como elemento de identidad del monopolio. Y para ello si hace falta, se obstaculiza y frena el desarrollo de las renovables. Salvo remedio, el futuro inmediato de las renovables canarias es estar al servicio de la viabilidad económica del gas natural. Todo ello, después de costosas infraestructuras portuarias con dinero público, Granadilla y Arinaga, para la ubicación de las correspondientes regasificadoras, más los gaseoductos necesarios.

Y para terminar, desde la Plataforma entendemos que la política energética de la Consejería de Industria para Canarias, pertenece al pasado. Se están defendiendo desde las instituciones públicas los intereses de un monopolio que se lleva todos los ingresos al exterior. Dilapidamos la riqueza y empleo que se puede producir en las islas gracias a un nuevo modelo energético. Un sector que mueve hoy alrededor de un tercio de lo que genera el sector turístico. Eso es mucho dinero y lo bien que vendría para la diversificación y reactivación de nuestra economía. Nos sentimos engañados y víctimas de un fraude democrático que esperamos tenga consecuencias para su futuro político. Ya está bien.

Antonio Cabrera

Miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético para Canarias.

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