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18 Ago

PARTICIPACIÓN CIUDADANA, UN COMPROMISO COLECTIVO

Términos como participación, transparencia, buen gobierno (o gobernanza) son, sin duda, vocablos muy repetidos en todos los espacios de debate y tertulia públicos en los últimos años. Y por supuesto, en demasiadas ocasiones son un recurso lingüístico de moda, aunque vacío de contenido, para algunos cargos públicos.

Creo que sería muy sano que todos los que nos dedicamos a esto de lo público, nos tomáramos un tiempo de reflexión para compartir con los ciudadanos qué entendemos por participación y qué modelo de democracia participativa defendemos, si es que tenemos alguno claro. Voy a intentar expresar mi visión en en estas líneas.

¿Qué entiendo por participación ciudadana? Desde luego no es y no debiera ser una "moda", no puede ser una operación de maquillaje, tampoco una instrumentalización partidista de la ciudadanía, y no debe confundirse con el populismo o el clientelismo.

La participación ciudadana no es un concepto simple, supone mucho más que un término, implica una actitud abierta, sincera y generosa de búsqueda del bien colectivo, creer que los procesos participativos son en sí mismos ricos e importantes. También hay que entenderla como un derecho y una obligación de la ciudadanía en una sociedad democrática. Una actitud sincera hacia la participación requiere de un alto grado de compromiso e implicación para recuperar el verdadero sentido de ciudadanía, de ciudadano frente a la visión de "cliente-usuario" tan presente en una sociedad tremendamente mercantilizada como la nuestra.

Es un compromiso colectivo donde las instituciones deben promover un diálogo abierto como eje central y motor del desarrollo de la acción pública y política y desde una ciudadanía que se preocupa y ocupa en ser parte activa de su realidad más cercana. Construir un sentimiento de pertenencia y cercanía hacia la comunidad, hacia lo colectivo, hacia lo que es de todos y todas, donde todas las personas, sin exclusiones, podamos mostrar nuestras inquietudes y sentir que nuestras ideas y opiniones importan.

Entiendo por tanto que legitimar la participación y reconocer el derecho a participar de la ciudadanía, promoviendo los debates públicos, impulsando con ello el empoderamiento de la gente, más allá de iniciativas que solo sirven para "decorar", debe ser una prioridad de todo buen gobierno.

La participación debe ser considerada, por tanto, como una condición previa a una acción pública al servicio de la comunidad. La mejora de la transparencia y la puesta en marcha de estrategias de gobierno abierto, como base sobre la que construir la participación, son los mejores mecanismos para luchar contra la corrupción.

En este sentido las administraciones deben abrir canales con la ciudadanía, como única forma de evitar el desapego y el proceso de deslegitimización actual de la política y de las instituciones. Es necesario definir el espacio público donde la participación encuentre su sentido, y preservarlo para recuperar la esencia del ejercicio político al incorporar los deseos y voluntades de la ciudadanía a su acción de gobierno.

Una administración moderna no puede limitar su actividad únicamente a regular y a prestar servicios de manera eficaz y eficiente; debe también preocuparse por dar respuesta a las demandas de sus ciudadanos y rendir cuentas sobre el modo en que gestiona y sobre los resultados que obtiene en base a los recursos invertidos.

Es necesario poner en marcha mecanismos concretos que canalicen la participación, para que el ciudadano pueda opinar sobre decisiones tan cercanas como las posibles inversiones prioritarias en su barrio o sobre la planificación del territorio y la movilidad en su entorno. Estos mecanismos deben tener criterios claros y medibles que capaciten a la ciudadanía para opinar y sentir que su opinión cuenta, y que es en la mayoría de los casos vinculante para los responsables públicos.

La creación de estos mecanismos y su implantación real debe ser un objetivo primordial de todo gobierno municipal que aspire a más y mejor democracia.

En un segunda reflexión avanzaré sobre cuales entiendo deben ser los primeros pasos para caminar en el modelo de participación que defiendo.

Pero estoy convencida de que una voluntad decidida por parte de partidos y ciudadanía, con un liderazgo colectivo, puede dar la oportunidad a Telde de convertirse en una verdadera escuela y ejemplo de democracia para toda Canarias.

Carmen Hernández

Presidenta NC Telde "Participación"

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