Jueves, 18 de Abril 2024 

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13 May

Hace unos días, en la primera parte de este artículo, adelantábamos algunas de los asuntos que Telde podrá afrontar durante los próximos años, una vez limpiada su enorme deuda: de los 153 millones en 2015 a los 22 en 2019. Era un sabio consejo aquel de nuestros abuelos cuando tirando del refranero nos animaban a atender "primero la obligación y después la devoción", aunque lo cierto es que creo aún más razonable hablar de compromisos, que afrontamos desde la libertad, y el reto pasa por gestionarlos de forma equilibrada, con perspectiva y con un propósito claro.

Es lo que hemos hecho con esa enorme losa que supone el Plan de Ajustes-Recortes, que no olvidemos que se nos impuso por la nefasta gestión y el despilfarro, y que no solo echó por tierra la imagen de nuestro municipio y la autoestima de los teldenses como comunidad, sino que supuso en la práctica el deterioro o incluso el cierre de los servicios públicos.
El margen de actuación en inversiones y proyectos quedó muy limitado y, por tanto, acabar con la deuda era no solo lo responsable sino la única vía para estar en disposición de conquistar un futuro de prosperidad. Y ese fue el compromiso que adquirimos. Pero lo cierto es que se ha afrontado con el equilibrio necesario para atender las necesidades más acuciantes de la ciudad, especialmente en el ámbito de las personas y de las infraestructuras, apoyados en la financiación externa. Queda mucha tarea pendiente, pero liberados del corsé del Plan de Ajuste en 2020, el despegue de Telde en este mandato, si deciden confiar en quienes hemos iniciado la senda correcta, será indiscutible.
Algunas de esas necesidades las mencioné en la primera parte de este artículo. Gracias a la colaboración con instituciones supramunicipales, hemos alcanzado objetivos fundamentales en servicios sociales, empleo, vivienda e infraestructuras. Ponía de ejemplo entonces el Plan Integral de Jinámar, que desde 2017 trabaja para cambiar la realidad del Valle con una hoja de ruta marcada hasta 2027, y que una vez liberados de la deuda podremos trasladar también a San Gregorio, nuevamente basándonos en el trabajo comunitario, en red, y caminado en tres ejes: la rehabilitación de las viviendas y espacios comunes del casco antiguo, el apoyo a la dinamización económica y la generación de empleo, y las políticas sociales.
El saneamiento económico permitirá también recuperar el personal despedido de los servicios de recogida de residuos, atender los parques infantiles o continuar con el Plan de Asfaltado.
Pero quedaron otros asuntos en el tintero que hoy quiero repasar. Porque también hemos logrado cerrar la financiación para las obras de mejora del aparcamiento de San Gregorio, una obra estratégica que va a permitir la recuperación de esa zona y su dinamización comercial.
También estamos terminando las obras para la apertura del complejo deportivo La Barranquera, que estuvieron atascadas durante años. Este Gobierno se puso manos a la obra y con su completísima oferta, entre la que se cuentan varias piscinas, se va a convertir en una valiosa infraestructura para los y las teldenses.
Esta semana han comenzado además los trabajos de rehabilitación de dos escuelas infantiles, la de Jinámar y La Herradura. Era uno de los grandes compromisos de este Gobierno, reparar la injusticia que se había cometido con la infancia de nuestro municipio y recuperar un servicio esencial para la conciliación familiar, y lo estamos haciendo.
También se iniciará muy pronto la ampliación de la carretera de Melenara que, con un carril bici proyectado y amplias aceras, supondrá una mejora notable -no solo, pero sobre todo- para la seguridad de los viandantes que la utilizan, mayoritariamente de los barrios de Casas Nuevas, El Calero y Melenara. Al igual que la modernización de la avenida de este último barrio, Melenara –uno de los puntos turísticos más importantes de la ciudad- que supondrá una mejora en cuanto a accesibilidad y para los comercios asentados en la zona.
Pero si hablamos de las nefastas consecuencias del Plan de Ajuste y de cómo haber reducido la deuda de forma tan drástica y exitosa va a cambiar las cosas, hay un ejemplo claro. O dos: el IBI y el IAE. Los teldenses fueron machacados por el Gobierno anterior mediante la subida hasta límites insoportables de estos dos impuestos, porque así pagaban sus desmanes del bolsillo de la ciudadanía. Muchos empresarios abandonaron el municipio por esta razón, y aunque afortunadamente ya han empezado a regresar, la gestión de estos últimos cuatro años va a permitir la bajada progresiva de la presión fiscal.
Como también se podrán recuperar las subvenciones al tejido asociativo. La potencia del movimiento vecinal en Telde ha sido históricamente motivo de orgullo para nuestro municipio, y creo firmemente que la cohesión de una ciudad tiene mucho que ver con la fortaleza de sus organizaciones vecinales, culturales y sociales en general. Gracias al pago de la deuda, ampas, clubes deportivos, folclóricos y de toda índole podrán volver a contar con el merecido apoyo por parte de la institución municipal.
Al igual que se pondrá en marcha un plan estratégico de los recursos humanos municipales, porque es evidente que hay que modernizar la estructura administrativa a través de la formación y la motivación de una plantilla de funcionarios que –es justo reconocer- ha jugado un papel fundamental en esa lucha titánica que ha significado el pago de la deuda.
Pronto arrancarán también las obras del mercado municipal, que en sus casi 40 años de vida, no ha vivido nunca una remodelación integral. Este Gobierno va a ser el primero que deje encaminada la modernización del mismo, haciéndolo más seguro, más funcional y adaptándolo a los nuevos tiempos tanto para los comerciantes como para los vecinos y vecinas. Y mientras tanto, hemos finalizado y puesto en marcha el Área Polivalente de Narea, que hoy alberga nuestro mercado y que ha sido recibida con gran cariño por parte de la ciudadanía.
En definitiva, manteniendo el adecuado equilibrio entre el compromiso ineludible de acabar con la asfixia económica y atender las necesidades urgentes, creo que nadie puede ya discutir que esta es otra ciudad. Una ciudad que ha pulverizado los peores pronósticos con esa rebaja de un 85% en la deuda, pero también una ciudad que paga en tiempo y forma a sus proveedores, que trabaja de forma comunitaria, que apuesta por la justicia social, y que está a las puertas de empezar a construir un futuro con el que nadie se atrevía a soñar hace cuatro años.

Carmen Hernández
Alcaldesa de Telde y presidenta local de Nueva Canarias

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