Contrato para la ciudadanía, código ético de conducta, términos tan rimbombantes como vacíos e innecesarios. La contundencia con los que se corrompen, estafan y engañan, las medidas para evitar que ocurra y los códigos éticos para los cargos públicos son obvios, lo que ocurre es que se han dejado a un lado en pro de otros menesteres más lucrativos.
A los que estafen, desfalquen, prevariquen y roben de lo público, la medida es clara: expulsión del partido, condena social y política, y por supuesto, todo el peso de la ley sobre ellos sin amiguismos ni influencia en el sistema judicial por parte de ningún mandamás.
Las medidas preventivas, una sola y sencilla: transparencia real, pero no ante los partidos o los compañeros, ni siquiera ante otras instituciones públicas. Transparencia hacia los ciudadanos, publicidad en todas las acciones de las administraciones: sueldos, actas plenarias, acuerdos, presupuestos, gastos, viajes y un largo etcétera, que de momento es sólo una utopía.
Y en cuanto al código ético, qué decir, que no se haya inventado ya desde que la política es política. Si uno es honesto, no puede ser también deshonesto y tal virtud no sólo se le presupone al político sino que debe exigírsele en todos los ámbitos de su vida, mientras ejerza algún cargo. Ejemplaridad, ese el código ético del que no debemos salirnos, ejemplaridad y coherencia. Nada más, honestidad y transparencia, todo lo demás es marear la perdiz y con ella a los ciudadanos, que bastante mareados están ya por cierto.
Desde mi punto de vista, el mensaje debería ser menos teatral. La gente tiene derecho a ver las cosas sin maquillaje, a recibir propuestas realizables. Porque otra moda entre los políticos de Telde últimamente es prometer cosas de dudosa realización o que llevan a engaño entre los ciudadanos que no tienen por qué conocer los vericuetos de la legislación municipal. Nosotros proponemos centrarnos en Telde, yo soy candidato a la alcaldía y aunque represento unas siglas históricas, las políticas que conforman el programa electoral del PSOE teldense están diseñadas por y para la gente que vive, trabaja y disfruta esta ciudad.
Cinco ejes, cinco ámbitos en los que actuar y que engloban la realidad del municipio: área económica, objetivo: recuperar el equilibrio presupuestario con políticas de ahorro y redistribución de recursos, promover políticas de empleo y emprendeduría, así como de apoyo a empresarios. Área de Ayuntamiento, principal tarea: dinamizar la institución, abrirla a los ciudadanos, dotarla de transparencia y operatividad. Área social, centrada en dar respuesta efectiva y directa a la gente que acuda a solicitar apoyo, en emprender acciones específicas por sectores y controlar el impacto de las mismas. Área de cultura y deporte, para llevarlos a los barrios, y hacerlos accesibles para todos; y finalmente el área de juventud y colectivos, dirigida a dinamizar la vida en comunidad, tender lazos sociales, culturales, deportivos y de toda índole entre diversos colectivos, con programas concretos para jóvenes que les integren en la vida activa del municipio.
Muchas son políticas que completan este gran esquema que perfila ya nuestro programa electoral y en el que no cabe ni una sola promesa que no pueda cumplirse. Porque la gente no es tonta y no se merece que les pongan paños calientes. Aunque duela, los ciudadanos merecen saber la verdad de lo que se puede y no se puede hacer una vez pasen las elecciones. Prometer es fácil, vender humo también, pero no es honesto. Por eso no prometeré nada que no pueda cumplir y con esa máxima bien presente, ofrezco sin maquillaje ni artificios, la que será mi única promesa: escucharé, debatiré, trabajaré y actuaré siempre en busca del bien común.
Esa y no otra es mi promesa, no sólo pensando en las próximas elecciones. Es mi promesa para toda mi permanencia en la vida política, esté donde esté mi sitio, en el gobierno o en la oposición.
Alejandro Ramos