Un hecho es seguro: ha llegado el momento en que los seres humanos empecemos a cambiar para conseguir alcanzar el silencioso sentir cósmico universal, y lograr así un diálogo veraz con los seres inteligentes que comparten la vida con nosotros en la Tierra, por ejemplo con los animales, con la naturaleza, con todo lo que la Tierra porta. No son los animales y los reinos de la naturaleza los que tienen que cambiar para comunicarse con nuestros pensamientos nebulosos, sino nosotros.
Gabriele nos da la siguiente ayuda para las personas que viven conscientemente y desean mejorar su comunicación con los animales: "No utilice sus palabras, utilice pensamientos delicados y nobles, pensamientos conscientes, deje a un lado la curiosidad y las expectativas, y deje que en usted se torne vivo aquello que ha movido en pensamientos, es decir que se transforme en una imagen. Recuerde que esto no se consigue de un día para otro, pues se necesita la constancia y la humildad ante el gran Uno universal, el Creador del infinito. Si usted no empuja, si no quiere nada para sí mismo, con el tiempo percibirá que desde lo más profundo de su alma emergen a su consciente imágenes increíbles, que únicamente a usted podrían serle de gran ayuda. Un acontecimiento que tiene lugar cuando el espíritu y el corazón se mueven en un mismo nivel de vibración".
Estimado lector, permítanos repetir lo siguiente: sólo cuando el hombre haya aprendido a sentir a todos los seres vivos y formas de la naturaleza como a sus criaturas hermanas, cuyas palabras son parte de la Comunicación universal, creará un puente invisible para llegar al nivel de comunicación del SER, donde todos los seres vivos y formas de vida tienen su verdadera existencia mental.
Por eso sólo cuando los seres humanos arreglemos el cortocircuito existente en nuestra forma de pensar nebulosa, dejaremos de ver a los reinos de la naturaleza como súbditos a los que explotar. Sólo cuando el hombre renuncie a la presunción de ser el señor de los animales y de la naturaleza, reflexionará y evitará el trato cruel y desconsiderado que hasta ahora había tenido.
Mª José Navarro