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29 Nov

El poder es incompatible con la vida en La Palma

El volcán se ha convertido en un estigma en la vida de muchos palmeros y palmeras del Valle de Aridane. No necesita nombre. Solo cabe mencionar la palabra volcán y ya se precipitan las emociones. Con el volcán han entrado en nuestras vidas palabras que antes nos sonaban distantes. Palabras a las que éramos ajenos. Ahora nos martillean todos los días, pero en nuestro diccionario personal adquieren nuevos significados. Porque seguimos siendo afectados o damnificados, pero cada vez más estas palabras son sinónimos de olvidados e ignorados. La reconstrucción se nos desnuda como una humillación día tras día. Las ayudas, desgraciadamente la han convertido en la caridad, y no para todos. El registro único es el "vuelve usted, mañana" de Larra. Los planes de empleo son anestesia local, para cuando despiertas, no sabes qué hacer con tu vida. La fajana es la pista perfecta para los aguatenientes. Las desaladoras son bestias que vomitan agua inútil. Las viviendas son barracones...


Y si hablamos del diccionario de nuestras identidades, todo se oscurece, como las lavas que las sepultaron. El Paraíso, Los Campitos, y decenas de caminos como Pastelero, Callejón de la Gata, Pampillo y muchos más, no existen, a nuestros ojos. ¿Y Todoque? Todoque existe. La montaña de tres picos, empequeñecida, no los muestra. Todos los caminos existen, porque todos son la actual Pompeya. También, las vidas sepultadas dos veces en el cementerio existen. La memoria y el pasado sigue oculto en nuestras vidas. Y se hacen presente. El pasado siempre existe.
Nos acercamos al mirador de Las Hoyas, y lo que vemos no es un espejismo. Son Puerto Naos y La Bombilla, pero convertidos en guetos invertidos, con vallas, guardias de seguridad prepotentes y técnicos del Cabildo, como la omnipresente Jordana, convertidos en generales de un cuartel vacío. Los técnicos de INVOLCAN e IGN no paran de repetirlo, "los gases son incompatibles con la vida". Son letales, según ellos. "No se te ocurra vivir ahí porque te mueres", le dijo a un vecino, con una sonrisa maliciosa, el presidente del Cabildo. Todos, el poder político y el poder científico, confabulados para declararnos la incompatibilidad con la vida. El perímetro del aire letal. Mentiras y mentiras, una tras otra. ¿Hasta cuándo podemos soportar esta farsa? Un sainete donde, desgraciadamente, esconden el final del guion.
He escrito ya varios artículos, queriendo poner luz y ciencia, conocimiento y esperanza. Lo siento si he fallado, pero no sabía que hubiese tantos caraduras en la política palmera. Y menos aún, técnicos disfrazados de vulcanólogos, que nos humillan, nos mienten y destrozan nuestra salud mental, y nuestra economía. Y luego están algunos medios de comunicación, cómplices, cegados por el orgullo y la supervivencia personal. Casi todo es irracional, acientífico. Perímetros de colores absurdos, medidores sin calibrar, valores casi inventados, palomas disecadas... No hay ciencia, no hay empirismo ni método. ¿Por qué? ¿Por qué tanta malicia? ¿Por qué nos niegan nuestros derechos? Todas las palabras de los días de erupción son pamplinas. El PEVOLCA, el PEINPAL... se han convertido en instrumentos de la parálisis y la inoperancia.
Ya lo he comentado en alguna opinión. La verdad y la política nunca se han llevado bien, según decía la filósofa Hanna Arendt. La verdad, la realidad, es el volcán, la daga que mató y destrozó la vida de muchos. Solo basta para entenderlo, contar la vida de Argensola, que desnudó su alma de dolor y llanto, cuando le entregaron las llaves de un barracón. Y hay muchas Argensolas, que ahora cargan con más dolor. Mucho más dolor que el día que perdieron su casa. El volcán nos hizo humildes, salvo al poder. El poder, como siempre, se agarró al poder. Debió haber una administración única, pero todos remaron hacia aguas turbulentas. El volcán les superó, pero lo niegan. Y eso, duele. El volcán ha dado medallas. Nadie ha tenido la dignidad de decir, "no, lo hicimos mal, no merecemos ninguna medalla". Nadie ha devuelto sus medallas.
¿Hay alguna explicación a este comportamiento humillante del poder con la población palmera del Valle de Aridane? Comprender esto puede ser irrelevante, pero al mismo tiempo nos ayuda a entender hacia donde tenemos que mover nuestras escasas energías. Ellos, el poder en general, desde el local hasta el Estado, se enorgullecen de un plan de emergencia modélico. Autocomplacencia. Ellos dicen que no hubo muertos. Ellos dicen que no quieren muertos ni sustos. Ellos dicen lo que hay que hacer, lo que hay que reconstruir, las carreteras que hay que hacer. Ellos deciden dónde puedes vivir: autocaravanas, barracones, casitas de madera, pisos alquilados a precios desorbitados, nuevas construcciones con licencias de película... O emigras, si puedes. Y deciden donde no puedes vivir, Puerto Naos y La Bombilla.
Vuelvo a recurrir a las palabras de Arendt, la filósofa que no quería que la llamasen así. Aunque falleció en 1975, su pensamiento es presente. Según ella, la política se subordina a la economía. Y la política se hace sierva. En La Palma, no ha sido menos. Como he leído de un afectado de Puerto Naos, haciendo números de los millones que no llegan a los afectados: 8 millones de euros para las desaladoras y 50.000€ diarios de gastos, 12 millones para el barco Tomaso, 40 millones para la carretera de la costa, 12 millones para la carretera de Las Norias, 5 millones para las tuberías de la fajana, 2 millones para el embarcadero, 12 millones para el auditorio... El poder económico subyuga al político, y al científico, tal vez.
Curiosamente, Arendt decía que la política es la más alta actividad humana, la manera de construir comunidad. Y es así, pero el poder político no hace política en La Palma. No es lo valioso ni lo importante. Lo social es devorado por la ineficiencia del poder. El poder político es incompatible con la vida en La Palma. Este poder no mueve el interés social, de los afectados, ni el bienestar de la población. La reconstrucción es un mapa diseñado en los despachos. La participación, un disfraz para alimentar las condolencias del duelo.
Los afectados somos muchos. Más que damnificados. Aunque todos, fundamentalmente en el Valle debemos sentirnos damnificados, personas que hemos sufrido un daño por una desgracia, dos veces, por el volcán y por la humillación de la gestión política y científica. Y cuando una y otra vez nos volvemos a preguntar por qué, cada vez estamos más cerca de la verdad. A mí incluso me ha costado tiempo entenderlo. Cada vez que leo a las voces de la ciencia, lo tengo más claro. En este caso, ha sido Suzanne Alleyne, una pensadora británica quien me ha aportado algunas claves.
La neurociencia nos ayuda a entender el comportamiento del poder. La neurología del poder, que estudia Suzanne Alleyne, nos ofrece "las explicaciones sociológicas del poder, así como los fundamentos neurocientíficos". Cuando los que ejercen el poder llegan a un estado de impotencia e incapacidad, ésta les conduce al estrés. Y esto compromete su productividad. Alleyne ha visto reforzado sus argumentos con estudiosos de la neurociencia. Ante una situación de riesgo y de alarma, como la que se vivió durante la erupción, y que aún siguen manteniendo, ahora más a nivel social, las emociones de los que ejercen el poder se cargan de ansiedad. El poder lucha por empatizar con la sociedad, con los palmeros, pero la pierden. Alleyen añade que este déficit se vuelve cruel. Y alcanza también a los técnicos y los contratados por el poder. Lo vemos en muchos empleados de Gesplan, técnicos de seguridad, y hasta los técnicos de la ciencia.
¿Hay alguna esperanza de revertir la neurología del poder en La Palma? Estoy convencido que se puede revertir. Siempre encontraremos una respuesta en personas como Rosa Parks, la activista de color americana que se negó a ceder su asiento en la guagua. Ella fue arrestada, enjuiciada y condenada. Sucedió en 1955, y esta acción generó un cambio en la conquista de los derechos. Y eso es lo que hay que hacer. Nunca, ni nadie de los afectados, debemos renunciar a nuestros derechos. El derecho a VOLVER, con mayúsculas. El derecho a tener una vida digna, donde hemos vivido durante décadas. Nada debe desanimar a nadie. Ni el ninguneo ni el desprecio de la alcaldesa de Los Llanos de Aridane a la caravana del pasado día 19N. Aunque al final hubiese 200 personas, 100 o 50... Ningún afectado debe sentirse con sus problemas solucionados, mientras exista personas como Argensola.
Volveremos, sin duda. A Puerto Naos y La Bombilla. Pero también a Todoque y a todos los caminos. Y yo volveré al nicho, el de siempre, en el cementerio de Las Manchas, a poner flores a mis padres y mis abuelos, sobre las coladas. No habrá prohibiciones, ni amenazas, ni expropiaciones de céntimos, ni desprecios... El volcán hizo su trabajo, como lo hizo el San Juan, el Teneguía, Tihuja o Tacande. Sorribamos y construimos. A las próximas generaciones tenemos el derecho de dejarle un Valle de Aridane mejor.

Francisco J Rodríguez Pulido
Profesor jubilado de Física y Química, palmero de Los Llanos de Aridane

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