Y presentaba con rigor de presentador televisivo, de payaso serio e inteligente, y desde lo más profundo de su sabiduría, a Los Payasos de mi tele: ¡Con mucho cariño: Miliki, Fofito y Milikito!...
Y no podía evitar levantarme de ese sofá de escay marrón y en curva, aplaudiendo compulsivamente a esos payasos vestidos de azul, con Fofito -mi preferido- con su bombín inconfundible y su cara de payaso algo viejona, Miliki con boina a cuadros particular y su narizota respingona y Milikito el mudo, con su clásico cencerro; salían al escenario con las manos unidas, saludando como los reyes de la tele que eran, ante el éxtasis atónito del público menudo... y recuerdo a Miliki parado en medio del escenario, la cámara hacía un zoom rápido, reconozco su nariz inmensa y simpática, sus ojos saltones y su pelo anaranjado, el mundo se silencia, los niños se acallan, y todos las pulsaciones se ralentizan...levanta las manos y dice como sólo Miliki podía decirlo con su voz de payaso amable y bonachón: ¡CÓMO ESTAN USTEDES!... y después, muchos años después, todos nos hicimos mayores con algo de payaso marcado a fuego en nuestro interior, con algo de Milikito, algo de Fofito y mucho, muchísimo de Miliki en lo más profundo de nuestras almas..., ay ¡bendita generación!...
Y así crecí yo, y muchos de nosotros, padres y abuelos incluidos, entre Susanita y su ratón, entre Pepito y Don José, la gallina Turuleca y el chinito de amor... una auténtica gozada...
Pareciera que les cuento una batallita de viejo carca, y nada más lejos de mi intensión. Les cuento con añoranza e inmensa felicidad interior, algo identificable por cada uno de nosotros, desde el blanco y negro de Fofó y compañía, a quien yo no recuerdo, hasta ese circo de Televisión Española ya en color con el que crecí cada tarde imbuido por una atmósfera de sana inocencia y mágica ingenuidad que ruborizaría hoy al más cándido de nuestros hijos, sobrinos o nietos... a quienes la televisión de hoy les ha privado de reconocerse en un futuro ni con una sola canción que les recuerde a su infancia.... Y no digo que la niñez de antes sea mejor o peor, que eso es otro debate, lo que digo es que cuando estos niños de hoy crezcan no tendrán ese referente para emocionarse con los pelos como escarpia y el alma encogida.. solo con escuchar los primeros acordes de ... HABIA UNA VEZ... UN CIRCO, QUE ALEGRABA SIEMPRE EL CORAZÓN... y eso es una pena
Por ello doy gracias a esos Payasos de mi tele con los que crecí, y doy gracias especialmente a Miliki, mito de mi infancia y de varias generaciones, y desde el auto de Papá picándonos la nariz digo aquello de "se me lengua la traba", hoy todos le echamos y le echaremos mucho, pero mucho de menos...
Gracias ¡PAYASO!...gracias de corazón Miliki.