Ese es el problema, y creo que en todas las instituciones democráticas debería haber un acuerdo entre las izquierdas y la gente honesta con principios que haya en otros credos para eliminar el apoyo financiero y político a la Iglesia. Y no valen los aplausitos de tres o cuatro socialdemócratas que ponen una manita de pintura en la conferencia de Rubalcaba. Con la extrema derecha no se pelea con gestos para la galería. Con eso ya no engañan a nadie. Hay que tirársele al cuello que es donde duele, justo en la nuez de la garganta.
El otro frente de la cruzada lo dirige el ministro del Interior que promete una reforma legislativa donde se tipifiquen como delito los escraches y las protestas "no comunicadas" ante la sede del Congreso de los Diputados. Se trata según el susodicho cruzado de acabar con el "limbo jurídico" en el que se encuentran este tipo de acciones. En definitiva limitarán, aún más si cabe, el derecho de manifestación, menos mal que no todos los magistrados entienden que ello sea delito. Habrá debate, pero habrá que impedir esa cruzada, de lo contrario el mundo será mucho más triste y sumiso, la gente estará mucho más temerosa de lo que le pueda pasar por abrir la boca a todo pulmón. En fin, habrá que innovar otras formas de protesta, porque hasta amagar con la chola es un acto terrorista.
Paco Déniz