Al propio Paco Marhuenda, director del diario de Planeta, le hacían comentarios jocosos al día siguiente en varias tertulias por la presencia de la que pomposamente llaman la 'Princesa del Pueblo', aunque él reconocía que no tenía la menor idea de que esta señora iba a aparecer por ahí y que, seguramente, había sido invitada por cualquier directivo de la empresa, pero, obviamente, como buen anfitrión, tenía que saludarla.
Sin embargo, y lo digo de corazón, todo esto no le hace ningún bien a nuestra sociedad, dándole pábulo a una persona que en nada ha contribuido al progreso de España (más bien, en todo caso, a fomentar la ordinariez) y, de paso, tampoco creo que le beneficie a ella misma esta sobreexposición. Estamos, en el caso de Belén Esteban, frente a una mujer que, según sus propias palabras, ha padecido la lacra de una serie de adicciones, que ha tenido que estar alejada de los focos porque su vida cada vez se aproximaba al barranco del desastre absoluto y sólo hace falta que la pinchen un poco para volver a sacar de sus entrañas a esa tipa que es capaz de arrearte un bolsazo en plena cara en cuanto le lleves la contraria.
Ahora bien, hay que reconocerle el mérito a Belén Esteban al ser capaz de conseguir que la princesa Letizia se dirija a ella o que el presidente Rajoy le confiese que la situación de España no es nada boyante. Es curioso que estos personajes de la realeza o de la alta política traten casi con desdén a los ciudadanos de a pie y, en cambio, ante un personaje de feria como es la señora de Paracuellos pierdan poco menos que sus reales posaderas para hacerse la foto. Insisto, y el tiempo me dará la razón, flaco favor le han hecho a Belén Esteban.
Juan Antonio Alonso Velarde