Es decir, estos de Podemos no hay semana en la que no protagonicen un escándalo, pero tampoco hay semana en la que den la callada por respuesta cuando se les coge con el carrito del helado. Ellos, acostumbrados a dar lecciones de moralidad y a exigir explicaciones al resto, ahora se ponen de perfil o directamente huyen cuando salen a la luz sus operaciones nada claras.
Ellos, que criticaban los plasmas o las ruedas de prensa sin preguntas, ahora van un paso por delante de la casta y los resuelven todo con, o bien el silencio por respuesta (el método más tradicional y recurrente) o se parapetan tras un comunicado de prensa que no tiene ni ojos ni cara. Eso sí, ellos insisten en que no copian los tics de los viejos partidos. Y es verdad, no los copian, los superan de largo, empezando por su servicio de prensa, una suerte de departamento que nunca contesta a los requerimientos de los medios de comunicación, pero de repente sí que se activa cuando tienen que enmendarle la plana a alguien. Curioso, muy curioso.
Juan Antonio Alonso Velarde