De este modo una trabajadora fue atacada a primera hora de este domingo por un encapuchado, que según testigos pululó por la zona durante un rato en busca de una víctima, cuando abandonaba dicho parking para dirigirse a su puesto de trabajo donde la esperaba una guardia de 24 horas, lo que traducido a las tarifas del parking de Plasencia (aún con el descuento para empleados) resulta bastante prohibitivo. La agredida sufrió una herida con arma blanca a la altura de la muñeca que le provocó un importante sangrado y precisó varios puntos de sutura en el servicio de Urgencias del propio HUC a donde fue trasladada por una ambulancia del Servicio de Urgencias Canario. Aunque casi nunca en estos casos son los daños físicos lo más grave en este tipo de situaciones, sobre todo cuando te ocurren en la puerta de el centro de trabajo a donde tienes que acudir por necesidad casi diariamente.
Y llama la atención los despliegues policiales que se dan en esta tierra para controlar manifestaciones pacíficas, para 'proteger' a los políticos en las procesiones y demás frente al nulo interés por garantizar una mínima seguridad a las trabajadoras del HUC que son objeto de este tipo de atracos a las puertas de su puesto de trabajo. Algo que se ha convertido en una triste costumbre para atracadores que buscan la presa fácil mientras todos los responsables siguen mirando para otro lado al tiempo que aumenta el grado de violencia con el que actúan estos personajes. Mucho nos tememos que, como casi siempre, tanto los responsables públicos como los propios sindicatos que ni chistan ya sobre este asunto, estén esperando por males mayores para acabar definitivamente con esta situación lamentable. Eso sí, siempre salvaguardando el pelotazo de Antonio Plasencia que se ha convertido también el el rey de los aparcamientos del hospital por lo que la gigantesca explanada donde se ha aparcado de toda la vida gratis permanece abandonada e inaccesible para que todo el mundo tenga que joderse y pasar la caja del afortunado constructor que se ha hecho con todo este poderío gracias a los impuestos no pagados de la RIC.