Evidentemente, no es sencillo para quien lleva tiempo padeciendo la agorafobia que la elimine de raíz. Esto es como quien pretende estar hecho una sílfide de hoy para mañana después de haberse pegado unos buenos homenajes gastronómicos en invierno. Los kilos que se cogen en tres meses,
normalmente, por mucho que nos empeñemos, no se sueltan tan rápido. Si nos empeñamos, igual en mes y medio o dos meses se consigue, pero hay que
echarle trabajo físico y fuerza de voluntad y alejarse de las tentaciones.
Con la agorafobia pasa igual, que después de un tiempo sin tener contacto con el exterior, no vamos a readquirir las habilidades sociales en 24 o 48 horas. Hará falta una progresión.
El truco más sencillo, precisamente, para quienes pretenden erradicar esa enfermedad es, precisamente, no quedarse en casa. Sí, no es sencillo de ponerse manos a la obra, pero es que justamente es el único tratamiento posible. Un psicólogo o un psiquiatra podrá venderte bonitas realidades, darte millones de consejos, pero él no te va a llevar de la mano ni te va a levantar del diván para que salgas a la calle. Eso tienes que hacerlo tú y cuanto antes pongas medidas para solucionarlo y antes te des cuenta del problema, antes iniciarás el proceso de curación.
Precisamente, un buen comienzo es hablar del tema con algún familiar o algún amigo y pedirle que te ayude y acompañe, por ejemplo, para dar una simple vuelta a la manzana de tu bloque de viviendas. Luego cuando tengas más confianza trata de ir a un parque. No te presiones, tómate tu tiempo.
Poco a poco podrás, superarlo y luego hasta ponerte ya el reto de salir fuera de tu ciudad, hacer turismo y disfrutar de un mundo maravilloso y lleno de agradables sorpresas.
Juan Antonio Alonso Velarde