A ver, no tengo porqué dudar de la palabra de la señora Pérez González cuando dice que en la Facultad de Políticas de la Complutense el señor Pablo Iglesias la suspendió por llevar unos pendientes de perlas. Pero, dentro de todo lo que se le puede acusar al actual líder de Podemos, salir ahora un lustro después a decir que este tipo te suspendió por esas ñoñería equivale al clásico argumento de estudiante mediocre que intenta defender ante sus padres que el profesor le suspendió por tenerle manía.
De hecho, la alcaldesa de Redueña comentaba que Pablo Iglesias adoctrinaba a los alumnos en clase, que daba el temario como a él le salía de la coleta y que, por ejemplo, justificaba la lucha armada de la banda terrorista ETA. Incluso, dice que un día, harta de los discursitos de Iglesias, ella se acabó por marchar de clase. ¿No hubiese sido más fácil haber vendido esa historia y, en todo caso, como detalle o nota de color, soltar lo de la vestimenta o lo de las perlitas? En fin, me da que esta alcaldesa de Redueña, más que Flora Pro-Activ, necesita un chute de fósforo para reforzar sus neuronas y no hacer el ridículo por los platós de televisión.
Juan Antonio Alonso Velarde